Había escuchado algunas cosas ya, pero parece que es cierto:
"Terminator: Dark Fate" parece ser el juicio final de la franquicia
La nueva entrega finalmente logró llegar al #1 en taquilla, pero no ha cumplido con sus expectativas
Terminator: Dark Fate" podrá haber traído a James Cameron de vuelta para tomar las riendas de la franquicia, pero ni el toque de su creador a podido salvarla de los que parece ser su
día del juicio.
La nueva entrega protagonizada por Linda Hamilton debutó por debajo de las expectativas en taquilla al acumular 29 millones de dólares en Estados Unidos y solo 72.9 millones de dólares a nivel internacional.
Esto ha resultado un duro golpe para Paramount Pictures después de que el costo de la producción se estimara en alrededor de 185 millones de dólares.
Esta cinta dirigida por Tim Miller ha recibido mejores críticas que sus predecesoras a partir de la tercera, pero aún así no pudo llenar las esperanzas poco realistas de sus proyecciones.
Fuente:
https://www.tonica.la/spot/Terminator-D ... -0008.html
El caso es que se me ocurrió consultar en Boxofficemojo para ver datos actualizados, y en efecto sale que lleva recaudado a nivel global 125 millones de dólares (faltándole unos 300.000 para llegar a 126 millones) sobre un presupuesto de 185 millones. Y como siempre, en los presupuestos no suelen contemplarse los gastos de marketing.
Ya no sé si será sólo por el "arrastre" generado por Genysis y su mala fama, pero es que no he visto críticas muy favorables. La mayoría de los medios de acá no la pasaron de "buena" y algunos más afilados en sci-fi y cine de género directamente la liquidaron.
Esta crítica me pareció interesante:
"Terminator: destino oculto": la peli de Pavlov
Terminator: destino oculto
5 puntos
Terminator: Dark Fate, EE.UU., 2019.
Dirección: Tim Miller.
Guión: David Goyer, Justin Rhodes y Billy Ray.
Duración: 128 minutos.
Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Mackenzie Davis, Natalia Reyes, Gabriel Luna, Diego Boneta
Los años ’80 son el origen de una mitología cinematográfica riquísima. No es casual el revival que en la actualidad abreva en dicha fuente buscando estimular en el espectador contemporáneo (haya vivido o no la época) la inmensa red de referencias que de ella surgen. De características sobre todo fantásticas, al universo de los ’80 lo define cierta ligereza pop a la que suele confundirse con vacuidad, con la explotación de una estética destinada al consumo pasatista. Sin embargo la mayoría de las películas que lo conforman no están exentas de una mirada política que expresa las inquietudes y temores de su era: el reaganismo y uno de los momentos más angustiantes de una Guerra Fría que, nadie lo sabía entonces, estaba a punto de terminar.
Terminator (1984) es un ejemplo de esa combinación de pulp que trafica una mirada sobre su contexto. El film convirtió a James Cameron en director fundamental de Hollywood en las últimas cuatro décadas y a Arnold Schwarzenegger en súper estrella. 35 años y seis películas después, Terminator: destino oculto busca reconectar con ese espíritu que el devenir de notorios pasos en falso no lograron borrar. De hecho el film pasa por alto todo lo ocurrido tanto en las dos secuelas de 2003 y 2009, como en el reciente reboot de 2015, para retomar la historia donde la dejó Terminator 2: el día del juicio (1991), el último film de la serie dirigido por Cameron. O casi, porque la nueva película niega la coda de aquel episodio dos, en el que Sarah Connor convertida en abuela disfrutaba de un futuro posible.
Eso no quiere decir que esta vez se trate de un paso firme. Aunque Destino oculto parecía tenerlo todo para revitalizar la saga (el salto al origen; el regreso de Cameron, esta vez como productor; el de Linda Hamilton al papel de Connor; la inclusión en el reparto de Edward Furlong, que había interpretado al John Connor niño de 1991; el omnipresente Arnold), en el balance final vuelve a tropezar con muchas de las piedras que se llevaron puestas las secuelas olvidadas. De hecho, aún aportando algún giro estimulante, comparte más elementos estéticos con el cine contemporáneo (ese al que Scorsese y Coppola definieron de forma injusta como “No-Cine”) que con aquel de los festivos ’80, y tiene más de refrito que de novedad.
Más preocupada por las explosiones y por los golpes de efecto que por el drama, puede decirse que de alguna manera Destino oculto es una película pavloviana, más interesada en hacer ladrar al público recreando escenas icónicas y obligando a los personajes a repetir (o reformular) los conocidos one liners de la saga, que por aportarle nuevo contenido. En ese marco no del todo alentador, la película también tiene sus aciertos. Mackenzie Davis y su casi metro ochenta es uno de ellos: la canadiense encarna con acierto a la aguerrida ángel de la guarda del futuro de la humanidad. Otro es volver a colocar a la historia en un territorio de frontera que multiplica sus sentidos. Porque si desde lo fantástico la saga transita el límite entre el presente y el futuro, recordándole de paso al espectador que todas las decisiones que se toman hoy tienen un efecto en la construcción de mañana, en el plano de lo real la acción se desarrolla una vez más en la frontera sur de los Estados Unidos. Si Terminator 2 postulaba ya en 1991 a ese espacio como una zona de conflicto, en el cual la protagonista buscaba cruzar a México tratando de alejarse los peligros del mundo moderno, la nueva película realiza el recorrido inverso, encontrando a sus protagonistas en América latina y forzándolos a buscar una salvación al norte del río Bravo. El enemigo siempre es el mismo: la tecnología usada de manera irresponsable y la complicidad del poder.
Fuente:
https://www.pagina12.com.ar/228348-term ... -de-pavlov
Por un lado es cierto que Terminator y Terminator 2 tienen mucha influencia de su época, y esto incluye los contextos políticos y sociales. De hecho eso es algo con lo que esas películas trabajan fantásticamente bien. Por un lado me parece muy interesante cómo en esas películas se aborda el tema del
futuro desde la perspectiva de vivir en la Guerra Fría con el temor del apocalipsis nuclear. Y es genial cómo Terminator 2 (en 1991) termina con una nota de optimismo, si se quiere, de cara a un futuro que puede ser cambiado. Para 1991 se sellaba el fin de la Guerra Fría, medio siglo de tensiones. El mensaje final de Cameron me parece que va en sintonía con ese sentir de una época.
Luego está el otro tema con fuerte presencia en esas dos películas: La tecnología. El miedo a los avances tecnológicos, no poder comprender cuánto abarcan, los riesgos de dejar cuestiones como la seguridad y el poder militar en manos de máquinas, el contraste con la humanidad, etc.
Teniendo en cuenta estos dos temas, se puede ver por qué las películas a partir de Rise of the Machines presentan montones de baches y nunca terminan de convencer a nadie o cerrar bien una idea.
No han podido introducir nada novedoso que no remita a un contexto ya pasado.
Y como leí por ahí, hoy en día se podrían explorar otros caminos sobre el temor a la tecnología o qué puede pasar con ella. Lo de Genysis con la app o ya no me acuerdo qué era, no asusta a nadie ni genera preguntas. Son temas que ya están en boca de todos. Algunos piensan que hoy en día estamos tan acostumbrados a la tecnología (a diferencia de los '80s) que hay cosas que no nos inquietan, lo vemos como parte de nuestro mundo, no de algo ajeno. Hoy en día programamos montones de cosas, así sean tareas sencillas, vivimos pendientes de los avances tecnológicos, y sabemos que aún así y todo son más peligrosos los humanos detrás de las máquinas.
En 2017 hubo varios videojuegos que me gustaron mucho en su abordaje del "terror tecnológico", como dije alguna vez, era como estar en una pesadilla tecnofóbica xD hablo de Ruiner, SIMULACRA y Observer_ ; y mientras estos exploraban temas que iban de la robótica, a las inteligencias artificiales, vulnerabilidad digital, cómo las zarpas de lo más oscuro de la tecnología se mete en la vida privada, etc. tenía a Genysis hablando de que SKYNET es el SO que va a tirar bombas nucleares sobre el mundo. Muy anacrónico a estas alturas.
Creo que un poco de ambas cosas es lo que le pasó a las secuelas de Terminator y Terminator 2. No saber aprovechar el contexto de cada una para buscar temas interesantes, y no haber sabido estar a la altura para dar una mirada crítica a la tecnología y sus avances. Todas se quedaron revoloteando en nociones de fines de la Guerra Fría.