Oculto:
24 de Julio de 1998. Me llamo Chris Redfield y pertenezco al cuerpo de élite de Raccoon City: S.T.A.R.S. Fuerzas especiales encargadas de la seguridad de la ciudad. Hemos recibido un aviso de auxilio por parte del equipo Bravo, que se encontraban investigando en las montañas Arklay, a las afueras de la ciudad.
Viajo en un helicóptero H3-426 con todo el equipo Alpha, estamos preparando nuestras municiones para entrar en acción. Tengo una resaca muy intensa, sabía que no debía tomar esas pastillas de éxtasis ayer, pero la situación se nos fue de las manos. Maldito Barry, no me puedo creer que se esté fumando un purazo ahora mismo, cualquiera diría que este tío ayer se metió cinco rayas de coca y se fue de putas. La madre que lo parió, qué bien se le ve. Es un tipo alto, de pelo castaño y barba poblada. La clase de John Wayne que quieres tener a tu lado si te metes en una riña. Levanta la vista, me ve y me sonríe, el hijo de puta de Barry Burton está listo para la acción, acaricia su Python como si fuese la punta de su polla, es todo lo que necesita.
A su lado nuestro líder, Albert Wesker, da el sermón de siempre antes de una misión. ¿No estamos de reconocimiento? ¿A quién cojones le importa? Ya sabemos lo que tenemos que hacer. Wesker es un tío con el que sería imposible salir a tomar unas cañas. El pobre tiene un sentido del humor completamente nulo. Todo es tan serio que me da pereza, me recuerda a mis días en los Air Force.
En ese momento Brad nos avisa de que viene viento fuerte y sufriremos unas leves turbulencias. Brad es nuestro piloto, tiene el pelo castaño claro, bien peinado y una piel fina y tersa como el acero. Su gesto natural es una sonrisa, lo que es de agradecer cuando estás harto de todo. Es el tipo de persona que te alegra el día y te anima cuando estás mal. Hablando de estar mal, el pobre de Joseph está a punto de vomitar.
- ¿Estás bien tío?
Joseph va a mi izquierda y se le ha puesto la cara verde. En ese momento Jill, que viaja a mi derecha, me ve preocupado por nuestros colega y se interesa.
- ¿Va todo bien?
Jill. Una mujer de armas tomar. Superviviente, fuerte, un buen culito...
- ..Si... Si. Nunca se me ha dado bien esto de volar- Contesta el pobre diablo rápidamente. Wesker se mosquea porque hemos interrumpido su discurso, al que nadie estaba prestando atención por supuesto. Jill saca una bolsa de Dios sabe dónde y se la pasa a Joseph. Espero que no vomite, ¿Por qué me habré sentado yo en medio?
- Vale, ahí están. Iniciando el aterrizaje capitán. - Nos avisa Brad desde delante. Todos nos agarramos fuerte y ultimamos nuestras armas. Barry le suelta un piropo a Jill, que le sigue el juego. Jill es una tía cojonuda para las bromas.
Finalmente Brad estabiliza el bicho, es un piloto de puta madre todo hay que decirlo, creedme sé de pilotos, yo solía ser uno. El aparato toca tierra y bajamos apurados. La cabeza me va a reventar, no puedo parar de pensar en lo poco que he dormido. De hecho creo que aún estoy algo borracho...
Una vez pisando tierra Brad nos grita algo que no entiendo, pero Wesker le da el visto bueno y el guaperas de pelo castaño despega perdiéndose en la fría noche. La verdad es que mirando el lado bueno esto de estar en la montaña me relaja, respiro aire puro que entra en mis pulmones aliviando los resquicios de todo el costo que me fume anoche. Tengo que dejar los canutos. De hecho tengo que dejar de pedirle canutos a Claire ¿Qué clase de hermano mayor soy? Mierda.
Jill nos grita desde unos veinte metros. Ha encontrado los restos del helicóptero del equipo Bravo. Está hecho trizas. Como si acabase de llegar de una guerra. Joseph se mete dentro para investigar, todo parece en orden hasta que descubre el cadáver de Kevin, completamente descuartizado.
- Joder, es Kevin - Grita Joseph mientras sale escopetado del helicóptero, ahora si que vomita a gusto en la hierba. Una imagen grotesca... La de Kevin y la de Joseph.
- Dios mío, mirad -apunta Jill- Parece que algo le ha mordido.
- Esto debe ser obra de un animal - Aclara Wesker. Y mientras habla me fijo que lleva el pelo más engominado que de costumbre. Es un hombre alto, delgado pero fuerte. Con una mata de pelo rubia que siempre lleva peinada hacia atrás y sus gafas de sol. Alguien debería informarle que estamos en medio del bosque a la luz de la luna. Pero paso, parece que Barry va a decir algo.
- Un animal muy grande.
...
Una aportación cojonuda Barry, gracias ya te puedes ir. En fin, tendré que decir algo para que no cunda el pánico.
- Puede que sigan por aquí, deberíamos seguir este sendero.
- Chris tiene razón, estad alerta. ¡Joseph ¿Estás recuperado?
- S-Si Capitán
- Bien, cubrid el área.
Sea lo que sea que haya hecho esto les ha pillado un tanto desprevenidos, y eso es lo que me extraña. Vale que los miembros del equipo Bravo no son gran cosa, pero nociones de combate y asalto tienen. Además con toda esta artillería que nos dan hasta un niño podría defenderse de una manada de osos. Me fijo en Jill, parece nerviosa.
- Hey ¿Estás bien? - le pregunto.
- ¿Quién ha podido hacer algo así? No tiene sentido...
- He oído rumores de una secta, pero vete tú a saber - Le comento sin creermelo demasiado.
- Sea lo que sea, debemos encontrarlo...
- Lo haremos. - Le aseguro.
- Y volarle la puta cabeza.
Directa al grano. A esto me refería con que es una mujer de armas tomar. Me he planteado pedirle una cita ahí atrás, tal vez después de esta misión sea un buen momento. ¿Quién sabe?
- ¡AAAHHHHHHH!
Un grito salvaje de dolor nos alerta a todos. ¡Es Joseph! Desde la lejanía. Joder ¿Qué le estará pasando ahora?
- ¡VAMOS! - Nos grita Wesker, el cabrón estaba a poca distancia de mis orejas y casi hace que me reviente la cabeza. Definitivamente esta resaca me está matando.
Corremos prado abajo y pasamos unos árboles. El viento los sacude como si fuesen sacos de boxeo. Joseph ha debido despistarse porque está muy alejado del grupo, pero sigue gritando. Al cabo de unos segundos damos con él y la escena es dantesca. Lo que parece una jauría de perros le están devorando. Uno de estos animales clava sus fauces en la yugular de Joseph como si fuese goma de mascar. La sangre sale a litros como una fuente, probablemente ya esté muerto.
Sin perder tiempo empezamos a disparar como si no hubiese mañana y los perros se desploman. Diría que tienen la rabia porque están cubiertos de sangre y muy pero que muy cabreados. Pero es raro un brote de rabia por aquí ¿No?. En fin, Barry apunta con la precisión de un francotirador. Headshot tras headshot los animales caen como moscas. Percibo que Jill está en peligro, tiene algún contratiempo con su arma y uno de los perros está a punto de abalanzarse sobre ella, apunto con ímpetu para derribarlo pero Wesker se me adelanta y salva a Jill. Si no tuvieras ese pelo de macarra hortera y gafas de sol podrías ser el héroe de la función, capitán.
El ruído atrae a otra jauría todavía más grande. Estos cabrones no han perdido el tiempo y se han reproducido como moscas. ¿De dónde habrán salido tantos chuchos rabiosos?
- Retirada, corred- Nos alerta Wesker. Me uno a Jill en la carrera y los dos corremos a toda velocidad disparando a ciegas a lo que nos persigue. Parece que una luz nos destella en la distancia. Tras unos segundos descubrimos lo que parece una antigua mansión en medio del bosque. Alguien está haciendo luces desde una de las ventanas superiores. ¿El equipo Bravo tal vez?.
Sin tiempo que perder Wesker abre la puerta principal permitiéndonos a Jill y a mi entrar. No sé donde se ha metido Burton pero los perros ya están aquí así que no nos queda otra que cerrar la condenada puerta.
- ¿Dónde está Barry? - Pregunta asustada Jill
- Siguió otro camino - Responde Wesker, frío como una piedra.
Nos encontramos en lo que parece una mansión de estilo victoriano. El hall está presidido por una escaleras de mármol enormes que llevan a la primera planta. Desde luego quien viva aquí no debe pasar apuros económicos.
- ¿Dónde estamos? ¿Qué es este lugar? - Pregunto interesado. Ni Jill ni Wesker parecen tener las respuestas que busco.
- No lo sé. Tendremos que buscar la forma de pedir ayuda. - Responde el capitán.
Jill parece agotada, se sienta durante un momento. Ha sido una buena caminata pero lo ha hecho muy bien. Lo hemos hecho bien. Me preocupo por Barry, está claro que vamos a necesitar refuerzos así que me aventuro hacia una de las puertas.
- Esperad aquí, registraré esta habitación - Les informo. Jill me mira todavía nerviosa. No se siente segura y no la culpo. Wesker en cambio parece más tranquilo, ha recuperado la compostura.
- Será mejor que no nos separemos - Aclara el rubio engominado.
- No os preocupéis, descansad un poco - Les digo mientras abro la puerta y accedo a la siguiente sala. Parece un comedor propio del Siglo XVIII. Una mesa de madera de roble preside la estancia. ¿Quién coño vive aquí? ¿La familia Addams?
Ni rastro de un teléfono, camino hasta el fondo, donde encuentro una chimenea de piedra muy esbelta y justo en frente un charco de sangre que deja un rastro hacia una puerta cercana. Sé que debería volver con Wesker y Jill cuanto antes pero la curiosidad me mata y yo soy muy de seguir impulsos.
Abro la puerta y me aventuro a la siguiente localización: Un pasillo en forma de L con varias puertas a las que acceder. Un ruído llama mi atención, me recuerdo al sonido de los perros devorando a Joseph pero más suave. Joder no me puedo creer que unos perros hayan devorado a Joseph. Esto no parece real, es como un puto sueño. Mi amigo de hace un par de años, Joseph, con el que me tengo marcado fiestas de rave y viajes astrales de LSD ahora está descuartizado en medio de un bosque por culpa de unos perros rabiosos.
Procuro no pensarlo demasiado y me acerco al lugar del ruído. Lo que veo me corta la respiración. Kenneth del equipo Bravo está siendo devorado por lo que parece un... ¿Zombie? El decrépito ser le ha separado la cabeza al pobre Kenneth a mordiscos. ¡Qué salvajada!. Soy incapaz de articular palabra. El muerto viviente se gira porque me percibe y viene a por mi. Forcejeo con él y consigo echarle a un lado, pero el hijo de puta vuelve a levantarse gruñendo sin vida. Sin alma.
Levanto mi pistola, apunto y disparo pero para mi horror no me quedan balas. Las gasté todas en esos perros rabiosos que ahora empiezo a creer que pudiesen ser zombies también. Como no me queda otra que huir me meto por la puerta más cercana y la cierro con fuerza asegurándome que ese ser no me persiga.
Ahora me encuentro en el exterior, unas pequeñas escaleras de piedra conducen a lo que parece un pequeño jardín. Respiro aliviado por un momento, esto debe ser una pesadilla, no hay duda. Bajo las escaleras y me acerco a las flores. Aire puro me llena de vida. Algo me deslumbra en medio de las plantas, parece un cartel metálico lo recojo y leo lo que pone:
Peligro
HUNTERS
Tiene manchas de sangre ¿Qué es un Hunter?
Mientras pienso en esto oigo algo acercándose a gran velocidad detrás de mí. Me giro pero apenas tengo tiempo de distinguirlo, parece una especie de... ¿Sapo gigante? ¿Me estoy volviendo loco o qué pasa? Esa cosa se mueve rápida como un rayo, antes de que pueda reaccionar salta con sus zarpas en alto y de un tajo limpio me atraviesa el pescuezo. Mi cabeza sale disparada a varios metros de distancia, la resaca se ha cortado de golpe. Eso es bueno. Pero ya no siento todo el aire puro que acababa de inhalar.
Mientras pienso en qué cojones era ese bicho, mis ojos se cierran. Calculo que aún quedan unos segundos para que mi cabeza impacte contra el suelo, aunque antes de que eso pase ya estaré muerto. Jill y Wesker van a flipar cuando vengan a buscarme.
Viajo en un helicóptero H3-426 con todo el equipo Alpha, estamos preparando nuestras municiones para entrar en acción. Tengo una resaca muy intensa, sabía que no debía tomar esas pastillas de éxtasis ayer, pero la situación se nos fue de las manos. Maldito Barry, no me puedo creer que se esté fumando un purazo ahora mismo, cualquiera diría que este tío ayer se metió cinco rayas de coca y se fue de putas. La madre que lo parió, qué bien se le ve. Es un tipo alto, de pelo castaño y barba poblada. La clase de John Wayne que quieres tener a tu lado si te metes en una riña. Levanta la vista, me ve y me sonríe, el hijo de puta de Barry Burton está listo para la acción, acaricia su Python como si fuese la punta de su polla, es todo lo que necesita.
A su lado nuestro líder, Albert Wesker, da el sermón de siempre antes de una misión. ¿No estamos de reconocimiento? ¿A quién cojones le importa? Ya sabemos lo que tenemos que hacer. Wesker es un tío con el que sería imposible salir a tomar unas cañas. El pobre tiene un sentido del humor completamente nulo. Todo es tan serio que me da pereza, me recuerda a mis días en los Air Force.
En ese momento Brad nos avisa de que viene viento fuerte y sufriremos unas leves turbulencias. Brad es nuestro piloto, tiene el pelo castaño claro, bien peinado y una piel fina y tersa como el acero. Su gesto natural es una sonrisa, lo que es de agradecer cuando estás harto de todo. Es el tipo de persona que te alegra el día y te anima cuando estás mal. Hablando de estar mal, el pobre de Joseph está a punto de vomitar.
- ¿Estás bien tío?
Joseph va a mi izquierda y se le ha puesto la cara verde. En ese momento Jill, que viaja a mi derecha, me ve preocupado por nuestros colega y se interesa.
- ¿Va todo bien?
Jill. Una mujer de armas tomar. Superviviente, fuerte, un buen culito...
- ..Si... Si. Nunca se me ha dado bien esto de volar- Contesta el pobre diablo rápidamente. Wesker se mosquea porque hemos interrumpido su discurso, al que nadie estaba prestando atención por supuesto. Jill saca una bolsa de Dios sabe dónde y se la pasa a Joseph. Espero que no vomite, ¿Por qué me habré sentado yo en medio?
- Vale, ahí están. Iniciando el aterrizaje capitán. - Nos avisa Brad desde delante. Todos nos agarramos fuerte y ultimamos nuestras armas. Barry le suelta un piropo a Jill, que le sigue el juego. Jill es una tía cojonuda para las bromas.
Finalmente Brad estabiliza el bicho, es un piloto de puta madre todo hay que decirlo, creedme sé de pilotos, yo solía ser uno. El aparato toca tierra y bajamos apurados. La cabeza me va a reventar, no puedo parar de pensar en lo poco que he dormido. De hecho creo que aún estoy algo borracho...
Una vez pisando tierra Brad nos grita algo que no entiendo, pero Wesker le da el visto bueno y el guaperas de pelo castaño despega perdiéndose en la fría noche. La verdad es que mirando el lado bueno esto de estar en la montaña me relaja, respiro aire puro que entra en mis pulmones aliviando los resquicios de todo el costo que me fume anoche. Tengo que dejar los canutos. De hecho tengo que dejar de pedirle canutos a Claire ¿Qué clase de hermano mayor soy? Mierda.
Jill nos grita desde unos veinte metros. Ha encontrado los restos del helicóptero del equipo Bravo. Está hecho trizas. Como si acabase de llegar de una guerra. Joseph se mete dentro para investigar, todo parece en orden hasta que descubre el cadáver de Kevin, completamente descuartizado.
- Joder, es Kevin - Grita Joseph mientras sale escopetado del helicóptero, ahora si que vomita a gusto en la hierba. Una imagen grotesca... La de Kevin y la de Joseph.
- Dios mío, mirad -apunta Jill- Parece que algo le ha mordido.
- Esto debe ser obra de un animal - Aclara Wesker. Y mientras habla me fijo que lleva el pelo más engominado que de costumbre. Es un hombre alto, delgado pero fuerte. Con una mata de pelo rubia que siempre lleva peinada hacia atrás y sus gafas de sol. Alguien debería informarle que estamos en medio del bosque a la luz de la luna. Pero paso, parece que Barry va a decir algo.
- Un animal muy grande.
...
Una aportación cojonuda Barry, gracias ya te puedes ir. En fin, tendré que decir algo para que no cunda el pánico.
- Puede que sigan por aquí, deberíamos seguir este sendero.
- Chris tiene razón, estad alerta. ¡Joseph ¿Estás recuperado?
- S-Si Capitán
- Bien, cubrid el área.
Sea lo que sea que haya hecho esto les ha pillado un tanto desprevenidos, y eso es lo que me extraña. Vale que los miembros del equipo Bravo no son gran cosa, pero nociones de combate y asalto tienen. Además con toda esta artillería que nos dan hasta un niño podría defenderse de una manada de osos. Me fijo en Jill, parece nerviosa.
- Hey ¿Estás bien? - le pregunto.
- ¿Quién ha podido hacer algo así? No tiene sentido...
- He oído rumores de una secta, pero vete tú a saber - Le comento sin creermelo demasiado.
- Sea lo que sea, debemos encontrarlo...
- Lo haremos. - Le aseguro.
- Y volarle la puta cabeza.
Directa al grano. A esto me refería con que es una mujer de armas tomar. Me he planteado pedirle una cita ahí atrás, tal vez después de esta misión sea un buen momento. ¿Quién sabe?
- ¡AAAHHHHHHH!
Un grito salvaje de dolor nos alerta a todos. ¡Es Joseph! Desde la lejanía. Joder ¿Qué le estará pasando ahora?
- ¡VAMOS! - Nos grita Wesker, el cabrón estaba a poca distancia de mis orejas y casi hace que me reviente la cabeza. Definitivamente esta resaca me está matando.
Corremos prado abajo y pasamos unos árboles. El viento los sacude como si fuesen sacos de boxeo. Joseph ha debido despistarse porque está muy alejado del grupo, pero sigue gritando. Al cabo de unos segundos damos con él y la escena es dantesca. Lo que parece una jauría de perros le están devorando. Uno de estos animales clava sus fauces en la yugular de Joseph como si fuese goma de mascar. La sangre sale a litros como una fuente, probablemente ya esté muerto.
Sin perder tiempo empezamos a disparar como si no hubiese mañana y los perros se desploman. Diría que tienen la rabia porque están cubiertos de sangre y muy pero que muy cabreados. Pero es raro un brote de rabia por aquí ¿No?. En fin, Barry apunta con la precisión de un francotirador. Headshot tras headshot los animales caen como moscas. Percibo que Jill está en peligro, tiene algún contratiempo con su arma y uno de los perros está a punto de abalanzarse sobre ella, apunto con ímpetu para derribarlo pero Wesker se me adelanta y salva a Jill. Si no tuvieras ese pelo de macarra hortera y gafas de sol podrías ser el héroe de la función, capitán.
El ruído atrae a otra jauría todavía más grande. Estos cabrones no han perdido el tiempo y se han reproducido como moscas. ¿De dónde habrán salido tantos chuchos rabiosos?
- Retirada, corred- Nos alerta Wesker. Me uno a Jill en la carrera y los dos corremos a toda velocidad disparando a ciegas a lo que nos persigue. Parece que una luz nos destella en la distancia. Tras unos segundos descubrimos lo que parece una antigua mansión en medio del bosque. Alguien está haciendo luces desde una de las ventanas superiores. ¿El equipo Bravo tal vez?.
Sin tiempo que perder Wesker abre la puerta principal permitiéndonos a Jill y a mi entrar. No sé donde se ha metido Burton pero los perros ya están aquí así que no nos queda otra que cerrar la condenada puerta.
- ¿Dónde está Barry? - Pregunta asustada Jill
- Siguió otro camino - Responde Wesker, frío como una piedra.
Nos encontramos en lo que parece una mansión de estilo victoriano. El hall está presidido por una escaleras de mármol enormes que llevan a la primera planta. Desde luego quien viva aquí no debe pasar apuros económicos.
- ¿Dónde estamos? ¿Qué es este lugar? - Pregunto interesado. Ni Jill ni Wesker parecen tener las respuestas que busco.
- No lo sé. Tendremos que buscar la forma de pedir ayuda. - Responde el capitán.
Jill parece agotada, se sienta durante un momento. Ha sido una buena caminata pero lo ha hecho muy bien. Lo hemos hecho bien. Me preocupo por Barry, está claro que vamos a necesitar refuerzos así que me aventuro hacia una de las puertas.
- Esperad aquí, registraré esta habitación - Les informo. Jill me mira todavía nerviosa. No se siente segura y no la culpo. Wesker en cambio parece más tranquilo, ha recuperado la compostura.
- Será mejor que no nos separemos - Aclara el rubio engominado.
- No os preocupéis, descansad un poco - Les digo mientras abro la puerta y accedo a la siguiente sala. Parece un comedor propio del Siglo XVIII. Una mesa de madera de roble preside la estancia. ¿Quién coño vive aquí? ¿La familia Addams?
Ni rastro de un teléfono, camino hasta el fondo, donde encuentro una chimenea de piedra muy esbelta y justo en frente un charco de sangre que deja un rastro hacia una puerta cercana. Sé que debería volver con Wesker y Jill cuanto antes pero la curiosidad me mata y yo soy muy de seguir impulsos.
Abro la puerta y me aventuro a la siguiente localización: Un pasillo en forma de L con varias puertas a las que acceder. Un ruído llama mi atención, me recuerdo al sonido de los perros devorando a Joseph pero más suave. Joder no me puedo creer que unos perros hayan devorado a Joseph. Esto no parece real, es como un puto sueño. Mi amigo de hace un par de años, Joseph, con el que me tengo marcado fiestas de rave y viajes astrales de LSD ahora está descuartizado en medio de un bosque por culpa de unos perros rabiosos.
Procuro no pensarlo demasiado y me acerco al lugar del ruído. Lo que veo me corta la respiración. Kenneth del equipo Bravo está siendo devorado por lo que parece un... ¿Zombie? El decrépito ser le ha separado la cabeza al pobre Kenneth a mordiscos. ¡Qué salvajada!. Soy incapaz de articular palabra. El muerto viviente se gira porque me percibe y viene a por mi. Forcejeo con él y consigo echarle a un lado, pero el hijo de puta vuelve a levantarse gruñendo sin vida. Sin alma.
Levanto mi pistola, apunto y disparo pero para mi horror no me quedan balas. Las gasté todas en esos perros rabiosos que ahora empiezo a creer que pudiesen ser zombies también. Como no me queda otra que huir me meto por la puerta más cercana y la cierro con fuerza asegurándome que ese ser no me persiga.
Ahora me encuentro en el exterior, unas pequeñas escaleras de piedra conducen a lo que parece un pequeño jardín. Respiro aliviado por un momento, esto debe ser una pesadilla, no hay duda. Bajo las escaleras y me acerco a las flores. Aire puro me llena de vida. Algo me deslumbra en medio de las plantas, parece un cartel metálico lo recojo y leo lo que pone:
Peligro
HUNTERS
Tiene manchas de sangre ¿Qué es un Hunter?
Mientras pienso en esto oigo algo acercándose a gran velocidad detrás de mí. Me giro pero apenas tengo tiempo de distinguirlo, parece una especie de... ¿Sapo gigante? ¿Me estoy volviendo loco o qué pasa? Esa cosa se mueve rápida como un rayo, antes de que pueda reaccionar salta con sus zarpas en alto y de un tajo limpio me atraviesa el pescuezo. Mi cabeza sale disparada a varios metros de distancia, la resaca se ha cortado de golpe. Eso es bueno. Pero ya no siento todo el aire puro que acababa de inhalar.
Mientras pienso en qué cojones era ese bicho, mis ojos se cierran. Calculo que aún quedan unos segundos para que mi cabeza impacte contra el suelo, aunque antes de que eso pase ya estaré muerto. Jill y Wesker van a flipar cuando vengan a buscarme.
FIN CAPÍTULO 1.
Salu2