Las calificaciones para votar:
(Es de 0 a 10)
Elaboracion:
Narracion:
creatividad:
caligrafia:
comedia/romance/horro o lo que se que se califique:
total:
Fics:
Hunter_Wesker81
Título: Devils never cry...
Género: Drama -supongo que aplica aquí .-. xD-
Sinopsis: Enfocado -desde mi punto de vista- en los pensamientos de Dante al encontrarse con su hermano en el Temen-Ni-Gru.
Oculto:
“Devils never cry…”
Ha pasado un año… todo un jodido año y esta es la sorpresa que recibo de mi querido hermano ¿Qué es lo que quieres probar? No entiendo la razón de tu obsesión, todo lo que está ocurriendo, lo que estás haciendo es una completa locura, cuando contemplé esa torre no podía, no, más bien no quería creer que estabas haciendo alguna estupidez, pero te conozco lo suficiente como para saberlo. Sé perfectamente que cuando decides algo no desistes hasta lograrlo, siempre fuiste igual y en ese aspecto no has cambiado en absoluto; aquella ocasión hace un año postergamos nuestra batalla, estoy completamente seguro que ahora sí la acabaremos sino no tendría mucho sentido toda esta “fiesta” que armaste.
Nos volvemos a ver finalmente, cara a cara, tú al igual que yo estabas impaciente de que llegara a la cima del Temen-Ni-Gru, pero me tomé mi tiempo para ello al igual que ahora me tomaré mi tiempo para hacerte reaccionar. ¿Sabes hermano? Pareces un niño berrinchudo reclamando por algo que nunca fue suyo, típico… Eres fuerte de eso no me queda duda; me repites que acepte la herencia de nuestro padre. Ahora lo único que piensas es en poder, poder y más poder ¡Despierta Vergil! Deja de pensar estupideces, tus ideales no son más que eso, pero te conozco mejor que nadie y sé que eres muy terco, demasiado que me hace enojar y querer golpearte una y mil veces… me siento cada vez más débil, mi cuerpo pesa, aún echado en el suelo derrotado algo dentro de mí me dice que no puedo rendirme, no puedo permitir que logres tu absurdo cometido.
¿Por qué? Simplemente no logro entenderlo, sé lo que sientes, sé la impotencia que sentiste en aquel momento; crees que no me reclamo el no haber protegido a mamá… fui débil, lo fuimos… pero qué más podíamos hacer después de todo en aquel momento sólo éramos unos simples niños… inocentes. A veces creo que la vida juega bromas muy divertidas, crueles que seguramente la hacen reír ¿no crees? Nos enfrentamos a muerte, sin embargo, pude ver en tu rostro esa mirada llena de melancolía y tristeza; perfectamente las lágrimas se mezclan fácilmente con la lluvia, pero… ¿Por qué ahora?
No importa que obstáculos tenga que pasar te haré reaccionar, haré que hagas funcionar esa cabezota que tienes. Había pasado tanto tiempo que había olvidado cómo era verte realmente molesto, parece que la torre oculta más secretos de los que pensabas; el regalo de nuestra madre era una llave, pero no es suficiente tal como parece. Siempre peleábamos por ver quién era el mejor, es una competencia que ambos odiamos perder, para que entendamos algo debe ser a los golpes ¿no? Creo que es nuestra forma de decir las cosas, la forma que comprendemos tan sólo nosotros, pelear hasta casi desfallecer.
Sin importar que tan graves sean los cortes, ambos sabemos que esto se trata de algo más que simple orgullo; cada choque de nuestras espadas con una gran determinación tras ellas… estás decidido, lo sé, no quiero aceptarlo, pero también he tomado una decisión. Las sorpresas nunca están demás, tal y como sospechaba ese tipo terminó por traicionarte, veo que el malnacido lo tenía planeado… claro que no dejaré que interfiera, esto es algo entre tú y yo solamente y estoy aquí para ponerle fin… aunque eso signifique que deba matarte…
Supongo que será nuestra última batalla… las puertas del infierno comienzan a cerrarse, pero aún así no puedo dejar de recordar ¿por qué decidiste esto? Vivir en el mundo humano… ¿significa un gran sacrificio para ti? Lo sé, aunque realmente no pertenecemos a ese mundo que nos vio nacer, a pesar de ello, siento la necesidad de defenderlo y mantenerlo a salvo. Creí que no volvería a sentir ese agudo dolor en el pecho… de nuevo pierdo algo importante, una parte de mí. Lo único que puedo hacer es continuar con nuestra última batalla hermano…
¿Por qué me dejas atrás…?
Quise detenerte… pero era tu espada quien me detenía a mí…
Prometimos estar juntos…
¿Recuerdas esa promesa que hicimos junto a mamá…?
¿Por qué sonreír así…?Después de todo… los demonios nunca lloran…
Alexia Ashford
Título: His Lost
Género: Drama (creo)
Sipnósis: Una pequeña reunión entre Alexia y Alfred Ashford.
Oculto:
-Lo prometiste...todo será diferente.
Ya casi se cumplían 15 años sin ella. Sin su otra mitad y sin la única persona que alguna vez se preocupó por él. Cuando ella le explicó la idea, no estaba del todo seguro a qué se estaba refiriendo, pero Alexia no era una chica de pura habladuría. Cuando quería algo y se proponía a lograrlo, lo obtenía.Siempre.
En eso se diferenciaban los 2, ella era constantemente insistente y él solía perder el interés con facilidad. Pero ya no, no ahora que él era más como ella.
-Solo espera y verás. -le dijo Alexia en ese instante. -Tu lealtad será recompensada, querido hermano.
Alfred sonrió. Su voz le tranquilizaba el alma, con ella a su lado todo estaba bien y lo mejor era que nadie podría quitarles ese momento tan especial e íntimo porque se encontraban completamente a solas.
-El virus...
-El virus T-Verónica está casi perfeccionado, hermano. Solo espera un poco más. -le dijo la rubia mientras se acomodaba el vestido. ¿Esperar un poco más? Para él era la nada misma en comparación con esos eternos 15 años que los separaban del reencuentro que tendrían al fin.
Sirvió dos tazas de té, pero solo una llegó a ser consumida.
-Es como un sueño, Alexia.
-Nuestro sueño recién comenzará cuando todo esté listo.
Alfred rió histéricamente. Era lo que había estado esperando: hace 15 años atrás una pequeña pero brillante Alexia le había dicho exactamente lo mismo antes de comenzar con la eterna hibernación. Él asintió confiando plenamente en sus palabras y no se opuso a pesar de que su corazón comenzaba a desmoronarse por dentro. Ella lo compensaría por la soledad pasada todos estos años, de seguro tendría un plan para ambos en ese Nuevo Mundo.
-Todo saldrá tal y como lo planeamos.
-Tal y como lo planeado. -repitió él aun riendo.
-El nombre de la familia Ashford volverá a recuperar la gloria que nuestro padre se encargó de sepultar.
-Todos conocerán nuestro poder...
-El mundo entero. -agregó Alfred con satisfacción. Ella sonrió y su hermano la miró con ternura. Esa sonrisa suya era única, era privada, estaba solo reservada para él. Nadie tenía el privilegio de verla sonreír. La Reina del Mundo debía ser intachable e implacable para los demás, pero para él seguía siendo su amada y ella se lo demostraba constantemente con esas sonrisas tan maravillosas que le regalaba.
Nadie más era digno de ella, nadie sacrificó tanto por una persona, nadie lo comprendería. Solo se tenían entre ellos, no podían confiar en nadie más y lo llegaron a entender cuando descubrieron que habían nacido gracias al experimento de Alexander. Una total deshonra para la familia Ashford, pero su padre enmendó su error al ser utilizado como conejillo de indias.
-Estamos unidos de por vida. -dijo Alfred en voz baja.
-¿Qué es ese ruido? -preguntó su gemela.
-Suena como...
-¡Rápido! ¡Ve a ver! -gritó su hermana. -Nadie puede interferir con mis planes.
-Lo sé, hermana mía. -dijo Alfred levantándose del sillón con dorado y rojo.
-¿Alfred?
-¿Si, Alexia?
-Ve con cuidado, mi rey.
El rubio se sintió invencible y más poderoso que nunca. Si ella estaba allí con él, nadie podría detenerlos. Al salir de la habitación, la taza de Alexia continuaba vibrando por la agitación de la habitación y cayó al suelo derramando todo el líquido sobre la alfombra. Ya no había vuelta atrás.
Ya casi se cumplían 15 años sin ella. Sin su otra mitad y sin la única persona que alguna vez se preocupó por él. Cuando ella le explicó la idea, no estaba del todo seguro a qué se estaba refiriendo, pero Alexia no era una chica de pura habladuría. Cuando quería algo y se proponía a lograrlo, lo obtenía.Siempre.
En eso se diferenciaban los 2, ella era constantemente insistente y él solía perder el interés con facilidad. Pero ya no, no ahora que él era más como ella.
-Solo espera y verás. -le dijo Alexia en ese instante. -Tu lealtad será recompensada, querido hermano.
Alfred sonrió. Su voz le tranquilizaba el alma, con ella a su lado todo estaba bien y lo mejor era que nadie podría quitarles ese momento tan especial e íntimo porque se encontraban completamente a solas.
-El virus...
-El virus T-Verónica está casi perfeccionado, hermano. Solo espera un poco más. -le dijo la rubia mientras se acomodaba el vestido. ¿Esperar un poco más? Para él era la nada misma en comparación con esos eternos 15 años que los separaban del reencuentro que tendrían al fin.
Sirvió dos tazas de té, pero solo una llegó a ser consumida.
-Es como un sueño, Alexia.
-Nuestro sueño recién comenzará cuando todo esté listo.
Alfred rió histéricamente. Era lo que había estado esperando: hace 15 años atrás una pequeña pero brillante Alexia le había dicho exactamente lo mismo antes de comenzar con la eterna hibernación. Él asintió confiando plenamente en sus palabras y no se opuso a pesar de que su corazón comenzaba a desmoronarse por dentro. Ella lo compensaría por la soledad pasada todos estos años, de seguro tendría un plan para ambos en ese Nuevo Mundo.
-Todo saldrá tal y como lo planeamos.
-Tal y como lo planeado. -repitió él aun riendo.
-El nombre de la familia Ashford volverá a recuperar la gloria que nuestro padre se encargó de sepultar.
-Todos conocerán nuestro poder...
-El mundo entero. -agregó Alfred con satisfacción. Ella sonrió y su hermano la miró con ternura. Esa sonrisa suya era única, era privada, estaba solo reservada para él. Nadie tenía el privilegio de verla sonreír. La Reina del Mundo debía ser intachable e implacable para los demás, pero para él seguía siendo su amada y ella se lo demostraba constantemente con esas sonrisas tan maravillosas que le regalaba.
Nadie más era digno de ella, nadie sacrificó tanto por una persona, nadie lo comprendería. Solo se tenían entre ellos, no podían confiar en nadie más y lo llegaron a entender cuando descubrieron que habían nacido gracias al experimento de Alexander. Una total deshonra para la familia Ashford, pero su padre enmendó su error al ser utilizado como conejillo de indias.
-Estamos unidos de por vida. -dijo Alfred en voz baja.
-¿Qué es ese ruido? -preguntó su gemela.
-Suena como...
-¡Rápido! ¡Ve a ver! -gritó su hermana. -Nadie puede interferir con mis planes.
-Lo sé, hermana mía. -dijo Alfred levantándose del sillón con dorado y rojo.
-¿Alfred?
-¿Si, Alexia?
-Ve con cuidado, mi rey.
El rubio se sintió invencible y más poderoso que nunca. Si ella estaba allí con él, nadie podría detenerlos. Al salir de la habitación, la taza de Alexia continuaba vibrando por la agitación de la habitación y cayó al suelo derramando todo el líquido sobre la alfombra. Ya no había vuelta atrás.
Ada Wesker
Titulo: Misión Fallida
Genero: Drama-Accion (hice lo que estuvo en mi mano para hacer que entre en ambos generos)
Sinopsis: Wesker a vendido su alma a una nueva organización y alguien intenta meterse en medio de sus planes para quitarle algo que le ¨Pertenece¨ por derecho... (Situado antes de Code Veronica y despues de RE 2 Y 3)
Oculto:
Corrió lo más rápido que pudo, sentía que llevaba horas corriendo, aunque era verdad, hace tres horas que habían descubierto que ella estaba allí y no era precisamente la invitada de honor, no tuvo más opción que huir. Las piernas ya no le respondían, estaba cansada y decidió descansar contra la pared, se encontraba en una esquina de los cuatro pasillos que allí se unían formando cuatro ángulos rectos y estando ella en el punto cero. Se asomó al siguiente pasillo a su derecha y pudo ver una tropa de soldados que se acercaban a su posición.
-Maldita sea. Esto no va nada bien– Encendió el comunicador que estaba en su oído- Dante ¿estás ahí? ¿Me escuchas?- Preguntó. Del otro lado de la línea contestaba su ¨jefe¨. Dante estaba al frente de un equipo que la guiaba desde un lugar remoto.
-¡Alto y claro! Deshazte de los soldados, elimínalos o lo que sea, pero que no interfieran en nuestros planes- El se hallaba tranquilo, pero ella era un manojo de nervios y miedo. No era la primera vez que hacia algo así, infiltrase y robar información era su trabajo… En realidad… eliminar gente era su trabajo, por una buena cantidad claro. Pero ahora era diferente, había algo que no pintaba bien en todo este asunto, pero ¿qué?
-ok… Y yo que no quería matar a nadie- dijo con sarcasmo mientras le cargaba balas a su arma y del otro lado solo escucho risas y carcajadas. En ese mismo instante, se corto la comunicación y nadie respondía del otro lado.
-¿Dante? ¿Estás ahí?... ¡demonios!- estaba enojada, una interferencia no era parte del plan, bien podía ser por la señal o la interferencia fue provocada intencionalmente; prefería no saberlo, estaba tan enojada, que no quería saberlo.
Los soldados ya estaban al tanto de que había un intruso, solo debían deshacerse de él y problema resuelto, aunque no sabían que era ella.
-¡Muéstrate!- grito uno de ellos. Ella por dentro temblaba, si aún quedaba miedo en su corazón ahí estaba. Pensó que el miedo se había quedado en esa ciudad de la que apenas escapó, Chernobyl, en el año 1986 cuando solo era una niña y en ese entonces cualquiera podía sentir miedo. Una vez que aclaró sus pensamientos, ella solo… solo… salió de ahí apuntándoles con el arma, los soldados se sorprendieron al ver que solo era una chica, una chica joven con no más de 20, eso seguro. Antes de que pudieran reaccionar, una lluvia de balas atravesó sus cuerpos y todos cayeron al suelo, como simples cuerpos sin vida. Aunque, quedaba uno vivo y estiraba el brazo hacia ella, como rogándole por piedad… Le apunto justo en la cabeza y el sonido del disparo inundo todo el corredor. Era demasiado rápida para ellos. Devolvió el arma a su lugar, su muslo derecho. Simplemente sonrió ante aquella macabra escena y sin más, decidió marcharse. Se dirigió al pasillo por donde habían venido los soldados. Luego de varios pasillos, uno que otro soldado entrometido de quien nada se volvería a saber, llegó a donde quería llegar. La sala de servidores de las instalaciones. Atracó la puerta con una silla para que nadie la interrumpiera. Ya dispuesta a hacer su trabajo…
-¿Dante? ¿Estás ahí?... ¡Necesito tu ayuda!- nada. No hubo respuesta.-Bien, supongo que estoy sola- mirando al techo- gracias, no sabes cuánto te lo agradezco- con algo de sarcasmo ¿A quién le hablaba? ¿A dios? ¿A su ángel guardián? No lo sabemos. –Bien, necesito un… -mirando a su alrededor, por todo el lugar, buscando…- perfecto, un disco, servirá- inserto el disco e Inicio la transferencia de datos de la investigación. – No tomara más de dos minutos… - se dijo a sí misma para tranquilizarse, seguía asustada… algo le preocupaba, pero no sabía bien que, quizás solo lo presentía pero algo horrible se avecinaba.
Escuchó un estruendo, significaba que la puerta había sido derribada, cuando se dio la vuelta apareció un hombre con gafas oscuras, la miró con indiferencia. A simple vista, ella parecía una adolescente, su cabello era rubio que iba un poco más allá de los hombros, eran rizados y tenía unos ojos verdes con un toque de azul, grandes y su piel era de leche, casi blanca; Todo eso contrastaba con su vestimenta, llevaba unos vaqueros bastante cortos, una camisa negra y una chaqueta corta con detalles de tachas, también llevaba unas botas cortas, acordonadas, de plataforma completa y guantes con los dedos cortados. Toda su vestimenta era negra, eso era lo único que tenía en común con aquel hombre, ambos vestían de negro. El no se sorprendió por lo visto, ¨seguro vio cosas peores¨ pensó ella. Como el solo observaba el estado del lugar y ni siquiera se dignaba a mirarla, ella empezó la charla.
-¿quién es usted?-
-Él único que debe preguntar aquí, soy yo.-
-Bien. Si así va la cosa, según usted, pregunte y con gusto responderé- haciendo una reverencia y al parecer burlándose de él.
-¿Por qué mete las narices en lugares que no le interesan?- parecía tan inmutable.
-mmm… una pregunta muy interesante, pues por lo mismo que usted está aquí.- le respondió aparentemente con sarcasmo.
- ¿Quién se cree esta mocosa? ¿Comparándose conmigo? Esta muy equivocada- pensó y dijo- ¿Dinero, quizás?- con el mismo tono de siempre, derramando desprecio. Se escucho el sonido del ordenador, la transferencia se había completado. En un rápido movimiento saco el disco y corrió hacia la puerta. Recibió un golpe en el abdomen que la mando a volar hacia la pared y cayó al piso. Él simplemente se ajusto los anteojos y sonrió.
-Veo…que-que tiene ganas…d-de jugar- dijo sosteniendo su vientre, aun estando en el piso. Los golpes usualmente no le dolían, pero este en especial fue demasiado fuerte, mucho más que cualquier otro que hubiese recibido antes. Ya empezaba a sentir miedo de nuevo, ¿Qué le pasaba? Ella no era así. –Este tipo tiene algo, pero no se qué es.- pensó mirando el suelo, viendo unas gotas de sangre caer de la comisura de sus labios -¡No puede ser! ¿Quién es este tipo? O mejor dicho, ¿Qué es? ¿Y por qué me duele tanto?- estaba tan sumergida en sus pensamientos, que cuando se dio cuenta él la sostenía contra la pared del cuello con solo una mano. Lo único que alcanzó a hacer fue golpearlo en la cara, los anteojos cayeron al suelo sin hacer mucho ruido y vio que él tenía ojos de gato. Con miedo y desesperación, pudo encajarle una patada en el pechó y lo empujo lejos de sí. Ella sacudía la cabeza intentando recuperar la cordura y el aire. Él se acercaba a ella, como felino al acecho. Para levantarse del suelo se apoyó en una mesa, por el miedo que la consumía tomo un teclado de allí y lo rompió en el rostro del tipo. A legua se notaba que no le dolió; sin pensar corrió hacia la puerta y ya se encontraba nuevamente en el pasillo. Siguió por el largo corredor y en la otra punta ¨Exit¨. Caminaba apoyándose contra la pared, sus piernas aun le dolían y casi no tenía fuerzas, además ya no tenía munición, eso era aun peor… ahora solo le quedaba la fuerza bruta. ¿Por qué no aparecía ese tipo? ¿Qué era lo que le entretenía tanto? Era demasiado rápido ¿y no podía alcanzarla?
Mientras seguía su camino hacia la salida, se dio cuenta de que alguien la observaba, cuando se dio la vuelta, vio a un grupo de soldados y se echo a correr. Abrió como pudo la puerta de salida y en cuanto estuvo del otro lado, la cerró con fuerza, evitando que salieran, aun sabiendo que eso no los detendría por mucho tiempo. Ahora quedaba un bosque frondoso con muchos árboles y follaje verde, muestra de que aun era primavera. Sin pensarlo se adentró en el.
Camino por lo menos 150 metros desde que salió de las instalaciones y antes de seguir su camino se detuvo ¿Por qué? Sintió que alguien más se acercaba a ella, llamémosle instinto. Al darse la vuelta, todo se volvió oscuro, negro, gracias al golpe que recibió en la cara. Sintió que caía lentamente al suelo y luego nada, no sintió nada más. Antes de perder el sentido volvió a abrir los ojos, solo vio la cara de ese tipo y por fin, quedo inconsciente.
En esos mismos instantes, alguien se preocupaba por ella. ¿La razón? Lo que ella buscaba en ese lugar. No era nada que no importara, esa información era valiosa y muchos pagarían bastante dinero por comprar algo así y hacerse de sus ¨beneficios¨.
-¡¿Stella?! ¡¿Me oyes?! ¡Stella!... ¡no responde!... Linda, alista mi equipo-
-¿Qué? ¿Vas a ir tú también? No te preocupes, ¿voy yo si quieres? - Se ofreció Linda de una manera incómodamente tranquila.
-No. Yo voy. Me toca ir y creo que es mi deber.- Daniel estaba realmente preocupado por ella. Stella siempre fue una persona muy importante en su vida, desde que era un niño lo fue.
-Este no es el momento para que simules ser el héroe, por si no te diste cuenta está en juego la misión- hablaba bastante calmada mientras también estaba en juego la vida de otra persona.- Además, Dante enviara a alguien competente- ¿Una indirecta hacia su persona? Si, seguro.
-Linda tiene razón… Daniel, vas tú. Así que te quiero listo en 5 minutos y ni un minuto de mas, porque sino envío a Linda.- Se dirigió hacia la salida sin decir nada mas, Linda fue detrás de él –Seguro para reclamarle, es tan patética. Bueno, no hay tiempo que perder- Pensó y fue a prepararse, para cumplir órdenes y para ayudar a esa persona a quien tanto cariño le tenía.
El soldado de las gafas la tomo de uno de sus tobillos y la levanto hacia arriba con una sola mano, ahora ella se encontraba de cabeza al suelo.
-¿Alguien me puede explicar que hace ella aquí?- les habló el soldado de las gafas a sus subordinados. Esperó a que algún valiente avanzara y se lo explicara, ese valiente dio un paso al frente.
-Señor. No sabemos con exactitud cómo se metió aquí. Las cámaras de vigilancia captaron su imagen cuando ya estaba en la zona de vigilancia y ahí elimino a todos los guardias- agacho la cabeza, por vergüenza quizás. Una simple joven los había asesinado a todos, eso realmente era humillante. Pero no se puede culpar a alguien que aprendió lo necesario para sobrevivir, de maneras que no podemos imaginar. Fue necesario que aprendiera o bien fue por elección que aprendiera.
-¿Me está queriendo decir que una niña los mató a todos? Si eso paso, hay algo que están haciendo mal… ¿pero qué? Quiere ser más coherente en su explicación- soltó a la joven y cayó al suelo, no fue tan estruendoso como se puede imaginar ya que cayó sobre el césped.
-No volverá a pasar, señor- con la vista aun en el suelo.
-Eso espero…- fijo su vista en la joven que yacía inconsciente en el césped, se inclino hacia ella y empezó a registrarla. No tenía mucho, un spray médico, cartuchos, un comunicador en su oído… -entonces era esto lo que captamos… ¿cortaron la señal a tiempo?-
-Sí, señor. Logramos grabar la conversación de la chica, aunque aún no sabemos con quien hablaba, pero se refería a esa persona como ¨Dante¨-
-¿Tiene la grabación a mano?- El soldado asintió y le dio una grabadora con la última conversación que tuvo la chica con el tal ¨Dante¨. Escucho atentamente cada palabra, la grabación era corta así que no tardo mucho en terminar de oírla- Bien. Limpien las instalaciones, no quiero ver ni una sola mancha roja por las paredes y que ninguno de los superiores se entere de esto. Espero que al menos puedan seguir mis órdenes con exactitud y no cometan los mismos errores de antes-
-¿Qué hacemos con la chica?-
-Llévenla a una de las celdas de aislamiento de los laboratorios, tiene cosas que explicar. Y en cuanto despierte quiero que me lo comuniquen- siguió registrándola y encontró lo que buscaba, el disco. Le hablo a la joven que aun estaba inconsciente - yo me quedare con esto.- se levantó dispuesto a seguir su camino.
Comenzó a despertarse de a poco y vio frente a ella a ese hombre, era rubio y llevaba un equipo táctico totalmente negro con las siglas H.C.F en la espalda. Se puso de pie, aun tenía sangre en la comisura de sus labios y le daba un toque sádico. Los soldados le apuntaron con sus armas, a ella no le importó solo observaba al tipo que la había golpeado antes. Él le estaba dando la espalda y giro en 180° grados y la vio allí, parada, muy seria y con odio en la mirada. Su mente daba vueltas aun, voces se escuchaban en su cabeza, le hablaban desde distintas posiciones, los pros y contras de la situación.
-Es él, mátalo, después de todo una muerte mas a tu historial no cambiara nada-
-recuerda lo que te hizo, eso no lo hace cualquiera y menos contigo-
-no puedes dejar que te humille así nuevamente, debes matarlo-
-No le has perdonado nada a nadie nunca… tal vez solo a…-
-¡Hazlo de una vez! No hay nadie en este mundo que pueda sentir pena por él-
-¿pero hay alguien que sienta pena por ti?... los guardias tienen armas, te mataran en menos de un segundo si te mueves y nadie te vendrá a buscar… estas sola y sientes miedo, solo eres una gatita asustada- La ultima voz si le hizo pensar claro, solo levantó las manos en señal de rendición. Todos bajaron las armas y el rubio sonrió de nuevo, ¿acaso le gustaba ver a la gente sufrir? ¿Qué se arrodillaran a sus pies? ¿Qué pidieran por piedad?
-Así está mejor, querida. Un animal domesticado siempre es de utilidad- Se acercó a ella para ponerle un par de esposas (recuerdo de un tiempo atrás tal vez), ella extendió sus brazos hacia él para que se las pusiera. Y cuando fue el momento, le tomo de las muñecas y dirigió su rodilla a la perfecta cara del rubio… Lo más rápido que pudo, le quito el arma y emprendió su huida hacia lo más profundo del bosque disparando hacia los soldados, quienes no se quedaron quietos y abrieron fuego. Los árboles fueron de mucha ayuda, ya que recibían la mayor parte de los impactos de bala. En cambio, el follaje de los mismos le hizo una mala jugada, no podía ver el cielo ni hacia donde se dirigía. Parte del plan consistía en robar uno de los helicópteros de las instalaciones, y ya se había alejado demasiado de allí.
Seguía disparando hacia sus perseguidores, cuando oyó el click del arma, lo que le indicó que ya no le quedaban balas. Con rabia arrojo el arma lo más lejos que pudo. Buscando una salida vio una zona más adelante, no muy lejos de su posición. Esa zona estaba iluminada por una luz deslumbrante, de allí vería todo más claro. Siguió hacia adelante, hacia la luz. Cuando por fin llegó, vio que era un acantilado. No se percato de ello, pero los soldados ya la tenían en la mira, estaban a punto de disparar cuando el soldado al mando, el de las gafas oscuras…- Aun no es el momento. Todavía no sé nada del porque vino aquí, quizás pueda sacarle información que me sirva mediante medidas más drásticas. Ustedes manténganse al margen y no intenten nada sin mi aprobación. Pase lo que pase, no reaccionen sino hasta que yo esté muerto.- Los soldados solo se quedaron anonadados al escuchar las palabras de su superior. Él era demasiado ególatra como para admitir que una niña podría matarlo. Se acercó hacia ella, vio que miraba el atardecer como si estuviera hechizada por la vista.
-Creo que no tiene escapatoria. No me sorprende. Con la poca información que debe tener de este lugar, es fácil que no sepa cómo encontrar una vía de escape y a juzgar por sus acciones, está muy desesperada por salir de aquí y terminar con esta pesadilla ¿verdad?- Dijo tranquilamente y sin quitarle los ojos de encima.
-¿Cómo lo sabe? ¿Lee mentes acaso? Pero tiene razón, si salto lo más seguro es que muera a causa de las rocas que están allí y si no salto… ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Qué es lo que me van a hacer?- Seguía pensando no sabía que iba a responder, estaba acorralada y no tenia salida. Lentamente se dio la vuelta y lo vio parado frente a ella, impasible como siempre. -¿Cómo lo sabe? Se juzga a las personas por sus acciones, no lo voy a negar, pero si no sabe las razones por las cuales se comenten esos errores, es mejor no afirmar algo de lo que no tiene certeza.- Le respondió, casi tan apacible como él.
-Hm… ¿Entonces admite que ha cometido un error?... escucha, querida. No sé porque estás aquí, pero hasta donde he visto en la sala de servidores, en este disco…- ella abrió los ojos los mas que pudo, le quitó el disco cuando estaba inconsciente y se lo estaba presumiendo- …contiene los datos de investigación sobre un virus que esta extinto, del cual solo queda esta información, mi información. Nadie se lleva algo que me pertenece y menos si son los datos del G-virus. De este virus no queda nada más que esto y no voy a dejar que una mocosa se lo lleve porque se le dio por sustraer algo que no le pertenece. Meterte en mi camino, ese fue tu error.- Comenzaba a impacientarse, esa ¨mocosa¨ le estaba quitando tiempo valioso que podría estar ocupando en su investigación.
-Pues, hasta donde yo sé, ese virus no le pertenece a usted. ¿Qué? ¿Ya olvido quien fue el creador del G? Le refrescare la memoria… Birkin, William Birkin… y el legado del Dr. Birkin debe quedar en las manos de quien lo merezca… no estoy tan mal informada como usted cree.-
-¿Y quién lo merece? ¿Usted? Sé que simula ser una niña grande, pero no es más que una niña pequeña que después de una pataleta quiere que vengan por ella y se la lleven en brazos lejos de aquello que le asusta… creo que tiene potencial, al mínimo en mi opinión, pero lo tiene. Podría perfeccionar sus habilidades si no se quedara en un rincón llorando.- Entendió bien o le estaba proponiendo un trato y esperaba una respuesta.
-Ya sé el potencial que poseo,- se fue acercando de a poco a él y se detuvo cruzando los brazos, esperando alguna reacción de parte del rubio y agregó -no hace falta que usted me lo diga, es por ello que se que podría matarlo si me lo propongo-
-Hm… ¿noto un toque de arrogancia?...- la chica le sonrió cálidamente de lado-…Eso creí.-
En un movimiento, la golpeo en la mejilla derecha y fue a dar cerca del borde del acantilado, pero no cayó. Esa fue la gota que derramo el vaso, tomo la navaja que llevaba en uno de los bolsillos de su chaqueta e intentó darle una estocada en el vientre al rubio. El sin problemas le quito el cuchillo y alcanzó a cortarle el cuello a la otra rubia…
-Buen movimiento.- dijo la joven limpiándose la sangre que comenzaba a surgir de la línea en su cuello.
-No lo suficientemente bueno como para evitar que cualquier otra palabra vuelva a salir de su garganta-. Sin pensarlo dos veces, ella se abalanzó sobre él. Logró taclearlo contra un árbol y allí empezó a darle golpes, con el puño, en el estómago. Le dolía bastante los golpes de esa niña, definitivamente no era normal. Él la sujeto del cabello evitando que siguiera golpeándolo e hizo que lo viera a la cara. No podía verle los ojos porque llevaba las gafas sobre ellos, peno notó un brillo carmesí a través del oscuro de las gafas. La reboleo sobre su propio eje, posicionando así la cabeza de su oponente de más corta edad en su hombro y su brazo alrededor de su cuello, así el rubio comenzó a ahogarla. Poco a poco perdía el aire que ya no le llegaba del exterior. Pudo pegarle una patada en la cara con la punta de su pie y consiguió que la liberara. Al darse la vuelta para verlo, le dio una pata, con toda su fuerza, por debajo de la mandíbula y lo mandó unos metros lejos de ella. Distinguió algo entre el verde del césped, el disco, lo tomó y al parecer el rubio no se dio cuenta, lo guardo en el bolsillo de su chaqueta. Rápidamente corrió hacia los árboles para usarlos a su favor. Él vio la jugada de la chica y corrió hacia ella para taclearla. La chica lo supuso, por eso se fue debajo de las ramas. Venía a toda velocidad, más que un humano normal y ella se sostuvo con sus manos de las ramas y con sus piernas intento patearle en la cara, pero antes de que estas llegaran a destino él sostuvo sus pies y la jaló contra el césped. No pudo sostenerse por la fuerza que el rubio poseía y cayó de espaldas al piso. Aun sostenía sus pies y la arrojó contra un árbol recibiendo de parte de la chica un grito de dolor al impactar contra el tronco. Ya estando en el piso, ella comenzó a escupir sangre por la boca. Su cuerpo estaba adolorido, los golpes de ese hombre eran realmente fuertes, mas de los cualquier otro. Se levanto apoyándose contra el tronco y, al igual que en la sala de servidores, él comenzó asfixiarla con una de sus manos contra el mismo tronco del cual se estaba sosteniendo momentos atrás. Nuevamente le encaja un golpe con su puño derecho. El comenzó a apretar más mientras le asestaba golpes certeros en su abdomen. Ella solo gritaba ante el dolor. Comenzó a sentir unas gotas húmedas caer por sus mejillas ¿eran lagrimas? ¿Estaba llorando? De pronto, él la libero ¿Por qué?
-Lo ve. A eso me refiero, tiene miedo y comienza a llorar al ver que no tiene forma de liberarse… Pero no se preocupe, acabare con su sufrimiento liberándola al fin de cualquier miedo que tenga.-
Antes de que el rubio hiciera su próximo movimiento, oyó el sonido de las aspas de un helicóptero. Los soldados que hasta ese momento se habían mantenido al margen, tal y como se los ordeno su superior, estaban recibiendo su castigo de parte de la ametralladora del Helicóptero que se asomaba desde el acantilado. Todos recibieron su ración de balas, que terminó por matarlos a todos. Los cuerpos de los soldados estaban manchados de rojo por la sangre de sí mismos o la de sus compañeros. En ese momento el soldado de negro, el único que seguía con vida por haber estado ocupado con la chica entre los árboles y debajo del follaje de los mismos, se lamento de que ella le quitara el arma y lo dejara si protección.
Poco a poco, el helicóptero descendió muy cerca de la orilla del acantilado. De un salto, Daniel bajo del helicóptero empuñando su arma correspondiente, acercándose al par que hasta antes de su llegada estaba luchando.
-¡Aléjate de ella! ¡Atrás!- Estaba muy enojado, demasiado para ser el mismo.
-Vaya, hasta que por fin llegó la caballería- Dijo el rubio con sarcasmo alejándose de la chica – Supongo, que viniste por el disco ¿verdad? Porque no creo que te importe la vida de esta niña-
-Stella, ven aquí- ella le hizo caso, de a poco y con mucho esfuerzo se sostuvo sobre sus pies, caminando lentamente hacia su compañero mientras se sostenía la herida en el cuello, aun le sangraba y tenía las manos manchadas de sangre, su propia sangre.
-Dani… Qué bueno que viniste, aunque no hacía falta.- hablaba bajo, le dolía la herida cuando pronunciaba una palabra.
- No hables ¿te duele mucho? ¿El te hizo eso?- la respuesta era obvia pero quería que la ella se lo confirmara.
-nada con lo que no pueda lidiar.- estaba evadiendo la pregunta.
-Si no hubiera sido tan imprudente, no tendría una marca de la cual arrepentirse el resto de su vida. Deberías de hacerle caso a ¨Dani¨, querida, hablar no te hará bien.- Estaba simulando tener interés por el bienestar de la chica, cuando hasta hace unos momentos la estaba matando. Ninguno de los dos se percató de ello pero Daniel escuchaba a alguien hablarle a través de su comunicador.
-Daniel, quiero fuera del camino a Stella, ya sabes qué hacer con ella y luego de eso negocia con ese tipo, y ¨negocia¨ es negocia, no se te ocurra intentar matarlo- era Dante quien le hablaba.
-Pero que… Bien- Dijo, por lo bajo para que ninguno de los otros allí lo oyera.- Stella, ¿tienes el disco?- Stella, estando a unos pasos de Daniel, asintió con la cabeza, se le acercó y le entregó lo que pedía. -¡Cuidado! ¡Detrás de ti, Stella!- Ella se alarmo por el grito de Daniel y rápidamente se dio la vuelta y se puso en posición de ataque, en lugar de eso cayó inconsciente sin entender por qué. Solo pudo pronunciar algo antes de ¨dormir¨ –no otra vez-
-¿Por qué hizo eso? ¿Pensé que era su compañera?- el rubio preguntó la razón por la cual Daniel dejo inconsciente a Stella con ayuda de su arma.
-Así no nos interrumpirá… ¿quién es usted?-
-Eso no es importante ahora. Devuélvame lo que es mío, quiero el disco. No voy a dejar que un par de mocosos se lo lleve a Dante Gelebo -
-¿Cómo dice?-
-Oíste bien. Sé que Dante es quien los envió, a ti y a ella… a robar a su propia Organización-
-¿Dante trabaja para la H.C.F?-
- ¿Así que tú tampoco sabes que él trabaja para nosotros? ¿Por qué crees que tiene tanta información sobre este lugar? ¿Crees que enviaría a sus subordinados a la boca del lobo así como así? ¿Sin saber a lo que se enfrentan?... Por esa única razón ella entró tan fácilmente aquí.- Daniel se quedó mudo ¿Dante los mandaba a robar lo que es propiedad de la Organización para la cual trabajaba? Lo que, además, ni siquiera pertenece a la Organización, sino a uno de sus empleados ¿Por qué? Era claro, no quería que lo descubrieran a él tratando de vender o robar esa información, su imagen quedaría manchada. Pero si ellos robaban los datos de la investigación del G, Dante quedaría con las manos limpias, a menos que los atraparan a ellos y los obligaran a confesar. Por eso lo envió, para tratar de evitar que le saquen información a Stella, para que nadie se entere de que fue él la cabeza de este plan.
-¿Y usted? ¿Por qué le interesan los datos de este disco?- Se lo estaba enseñando mientras el mismo lo observaba.
-Eso está fuera de la cuestión… Viendo su posición, quiero suponer que Dante le advirtió que no me ataque… soy capaz de matarlos, a usted y a su amiga porque no me interesan sus insignificantes vidas, valen lo mismo que la vida de una hormiga. Así que le propongo un trato, entrégueme el disco y podrá llevarse a la mocosa… o pelee por el disco y los mato a los dos. Espero pueda elegir la respuesta correcta, no es tan difícil si lo analiza bien. Háblalo con tu ¨jefe¨ si es necesario. - ¿Qué? ¿Le está pidiendo que entregue el disco por la vida de los dos? Es él quien sostiene el arma, es él quien atenta contra su vida, es él quien tiene el disco y es él quien tiene la sartén por el mango. Parece que es el rubio es el que está equivocado.
-Entrégale el disco, Daniel- le advirtió Dante a través de su comunicador.
-¿qué? Yo tengo el arma y el disco, no tiene porque amenazarme. Puedo con él.- Daniel le estaba contradiciendo, realmente no era el mismo que salió en busca de su compañera, estaba cambiado. Este hombre realmente provoca sentimientos confusos en los demás, primero provoca miedo en Stella y ahora hace que Daniel contradiga las órdenes de su jefe.
-Daniel, no estoy desconfiando de tus habilidades. Tú hazme caso, entrégale el disco. Y trae a Stella contigo.- No lo podía creer, le estaba pidiendo que entregue aquello por lo que Stella tanto había peleado y que ahora, a razón de eso, se encontraba en un estado lamentable. Stella. Fijó su mirada en la chica, tenía sangre por doquier y le brillaba la cara como muestra de que había llorado ¿Este hombre logró que Stella cayera en algo tan bajo como llorar? Realmente es alguien que saca lo peor de las personas. Lo que más le preocupaba era que estaba muy lastimada, si no recibía ayuda médica pronto moriría desangrada.
- Eres muy lento. Decídete rápido, antes de que los mate a los dos ¿o acaso Dante no te dijo nada?- Ya no tenía otra opción, debía entregarle el disco. Se acercó lentamente al rubio y le entregó el disco, con todo y las ganas de romperle la cara que tenía, le entregó el disco.
-Algún día te arrepentirás por esto-
-Lo dudo. Hasta ahora no me arrepiento de nada y no creo que eso cambie solo por una niña y su príncipe azul.- Tomo el disco y esbozo una sonrisa- Bien. Ahora llévate a tu amiga y lárguense. Yo me ocuparé de arreglar el desastre que esa niña causó.- Daniel se acercó a Stella y con mucho cuidado pasó su brazo sobre sus hombros y la cargó así hasta el helicóptero, la acomodó en la parte trasera del mismo, el se sentó en el asiento del piloto y empezó a ascender lentamente. El soldado de negro siguió el helicóptero con la vista hasta que este se perdió por el horizonte, hacia el sol que comenzaba a ocultarse. Si ese hombre los hubiera matado a los dos, aun quedaba la posibilidad de que Dante lo delatara. No sabía dónde se encontraba Dante hasta ese momento, pero cuando se enterara de su paradero tendría tiempo para hacerle pagar por intentar apoderarse de lo que le pertenece por derecho.
-----------------------------------------------------------------------------------------
-¿Cómo te sientes? La herida fue superficial, pero estuvo muy cerca de cortarte la yugular. Trata de no hablar, podrías hacer que la herida se reabra y que empiece a sangrar de nuevo. Mejor descansa…- Stella estaba acostada en una camilla de hospital, vestida con la misma ropa, agradecía que no le hubieran puesto una bata de hospital para hacerle ver más grave de lo que ya estaba.-…Por tu descuido, se perdió todo. Te sacaron los datos ¿sabes lo que costó conseguir esa información? Son meses de inteligencia e investigación se fueron al caño. Tu descuido nos llevó al fracaso… Espero que no se vuelva a repetir… pero me gustaría saber porque te descuidaste, porque fracasaste… solo… me alegra que estés bien.- Salió de la habitación sin dirigirle alguna otra mirada de odio o pena quizás. Afuera lo esperaba Daniel. Dante siguió de largo, no quería cruzar palabra con su otro agente.
-¿Por qué no le dijiste a Stella lo que pasó? pensara que fue su culpa…- Dante lo interrumpió, estaba molesto. -Claro que fue su culpa. Si no se hubiera descuidado tanto y no hubiera llamado la atención como se lo ordene desde un principio, no tendría una futura cicatriz en el cuello. Y gracias a que la descubrieron, grabaron nuestra conversación y así Wesker se enteró que yo envié a Stella a robarle esos datos sobre su investigación, ahora sabe que me interesa el G-virus… la única razón para no delatarme ante los superiores es porque tampoco quiere que ellos se enteren de la verdad, que él usa las instalaciones de la H.C.F para sus propios propósitos al igual que lo hizo con Umbrella. Wesker es alguien muy peligroso y si te hubiera dejado seguir la pelea que quedo a medias entre Wesker y Stella, lo más probable es que los habría matado a ambos y así de todas formas tendría los datos. Y créeme que cuando te digo que no le importa la vida de nadie que no sea él, es porque es verdad. El es capaz de dejar que una ciudad se vaya al infierno solo para conseguir lo que quiere… eso paso hace dos meses, mientras Raccoon City y sus ciudadanos se iban al demonio, el siguió con sus planes como si nada.-
-Por eso intercambio nuestras vidas por los datos del G… pero ¿Por qué fuiste tan duro con Stella?
- Si le hago creer a Stella que su error no importa se va a confiar y podría volver a fallar en su próxima misión. Créeme, no quiero agentes se resulten ser un estorbo para mí.- Dante intento irse con su última frase.
-¿Es verdad que trabajas para la H.C.F?-
-No. Ya no. Aprovecharé que no saben dónde me encuentro. Ya no pienso volver a trabajar para ellos. Lo único que me preocupa es Wesker. Lo conozco y se de lo que es capaz. Tu mismo lo has visto, si fue capaz de dejar a Stella en ese estado, puede ser capaz de mucho más. Algo mucho peor. Tú bien sabes que Stella es mucho más fuerte que tú y yo juntos. Si me encuentra…-
-¿Qué piensas hacer?-
-Aun no lo sé. Pero voy a prepararme, se que Wesker no se rendirá hasta encontrarme y también me queda claro que irá tras Stella. Al parecer le surtió un par de golpes y él no es de las personas que perdonan. Sé que vendrá por nosotros… en busca de venganza…
-Maldita sea. Esto no va nada bien– Encendió el comunicador que estaba en su oído- Dante ¿estás ahí? ¿Me escuchas?- Preguntó. Del otro lado de la línea contestaba su ¨jefe¨. Dante estaba al frente de un equipo que la guiaba desde un lugar remoto.
-¡Alto y claro! Deshazte de los soldados, elimínalos o lo que sea, pero que no interfieran en nuestros planes- El se hallaba tranquilo, pero ella era un manojo de nervios y miedo. No era la primera vez que hacia algo así, infiltrase y robar información era su trabajo… En realidad… eliminar gente era su trabajo, por una buena cantidad claro. Pero ahora era diferente, había algo que no pintaba bien en todo este asunto, pero ¿qué?
-ok… Y yo que no quería matar a nadie- dijo con sarcasmo mientras le cargaba balas a su arma y del otro lado solo escucho risas y carcajadas. En ese mismo instante, se corto la comunicación y nadie respondía del otro lado.
-¿Dante? ¿Estás ahí?... ¡demonios!- estaba enojada, una interferencia no era parte del plan, bien podía ser por la señal o la interferencia fue provocada intencionalmente; prefería no saberlo, estaba tan enojada, que no quería saberlo.
Los soldados ya estaban al tanto de que había un intruso, solo debían deshacerse de él y problema resuelto, aunque no sabían que era ella.
-¡Muéstrate!- grito uno de ellos. Ella por dentro temblaba, si aún quedaba miedo en su corazón ahí estaba. Pensó que el miedo se había quedado en esa ciudad de la que apenas escapó, Chernobyl, en el año 1986 cuando solo era una niña y en ese entonces cualquiera podía sentir miedo. Una vez que aclaró sus pensamientos, ella solo… solo… salió de ahí apuntándoles con el arma, los soldados se sorprendieron al ver que solo era una chica, una chica joven con no más de 20, eso seguro. Antes de que pudieran reaccionar, una lluvia de balas atravesó sus cuerpos y todos cayeron al suelo, como simples cuerpos sin vida. Aunque, quedaba uno vivo y estiraba el brazo hacia ella, como rogándole por piedad… Le apunto justo en la cabeza y el sonido del disparo inundo todo el corredor. Era demasiado rápida para ellos. Devolvió el arma a su lugar, su muslo derecho. Simplemente sonrió ante aquella macabra escena y sin más, decidió marcharse. Se dirigió al pasillo por donde habían venido los soldados. Luego de varios pasillos, uno que otro soldado entrometido de quien nada se volvería a saber, llegó a donde quería llegar. La sala de servidores de las instalaciones. Atracó la puerta con una silla para que nadie la interrumpiera. Ya dispuesta a hacer su trabajo…
-¿Dante? ¿Estás ahí?... ¡Necesito tu ayuda!- nada. No hubo respuesta.-Bien, supongo que estoy sola- mirando al techo- gracias, no sabes cuánto te lo agradezco- con algo de sarcasmo ¿A quién le hablaba? ¿A dios? ¿A su ángel guardián? No lo sabemos. –Bien, necesito un… -mirando a su alrededor, por todo el lugar, buscando…- perfecto, un disco, servirá- inserto el disco e Inicio la transferencia de datos de la investigación. – No tomara más de dos minutos… - se dijo a sí misma para tranquilizarse, seguía asustada… algo le preocupaba, pero no sabía bien que, quizás solo lo presentía pero algo horrible se avecinaba.
Escuchó un estruendo, significaba que la puerta había sido derribada, cuando se dio la vuelta apareció un hombre con gafas oscuras, la miró con indiferencia. A simple vista, ella parecía una adolescente, su cabello era rubio que iba un poco más allá de los hombros, eran rizados y tenía unos ojos verdes con un toque de azul, grandes y su piel era de leche, casi blanca; Todo eso contrastaba con su vestimenta, llevaba unos vaqueros bastante cortos, una camisa negra y una chaqueta corta con detalles de tachas, también llevaba unas botas cortas, acordonadas, de plataforma completa y guantes con los dedos cortados. Toda su vestimenta era negra, eso era lo único que tenía en común con aquel hombre, ambos vestían de negro. El no se sorprendió por lo visto, ¨seguro vio cosas peores¨ pensó ella. Como el solo observaba el estado del lugar y ni siquiera se dignaba a mirarla, ella empezó la charla.
-¿quién es usted?-
-Él único que debe preguntar aquí, soy yo.-
-Bien. Si así va la cosa, según usted, pregunte y con gusto responderé- haciendo una reverencia y al parecer burlándose de él.
-¿Por qué mete las narices en lugares que no le interesan?- parecía tan inmutable.
-mmm… una pregunta muy interesante, pues por lo mismo que usted está aquí.- le respondió aparentemente con sarcasmo.
- ¿Quién se cree esta mocosa? ¿Comparándose conmigo? Esta muy equivocada- pensó y dijo- ¿Dinero, quizás?- con el mismo tono de siempre, derramando desprecio. Se escucho el sonido del ordenador, la transferencia se había completado. En un rápido movimiento saco el disco y corrió hacia la puerta. Recibió un golpe en el abdomen que la mando a volar hacia la pared y cayó al piso. Él simplemente se ajusto los anteojos y sonrió.
-Veo…que-que tiene ganas…d-de jugar- dijo sosteniendo su vientre, aun estando en el piso. Los golpes usualmente no le dolían, pero este en especial fue demasiado fuerte, mucho más que cualquier otro que hubiese recibido antes. Ya empezaba a sentir miedo de nuevo, ¿Qué le pasaba? Ella no era así. –Este tipo tiene algo, pero no se qué es.- pensó mirando el suelo, viendo unas gotas de sangre caer de la comisura de sus labios -¡No puede ser! ¿Quién es este tipo? O mejor dicho, ¿Qué es? ¿Y por qué me duele tanto?- estaba tan sumergida en sus pensamientos, que cuando se dio cuenta él la sostenía contra la pared del cuello con solo una mano. Lo único que alcanzó a hacer fue golpearlo en la cara, los anteojos cayeron al suelo sin hacer mucho ruido y vio que él tenía ojos de gato. Con miedo y desesperación, pudo encajarle una patada en el pechó y lo empujo lejos de sí. Ella sacudía la cabeza intentando recuperar la cordura y el aire. Él se acercaba a ella, como felino al acecho. Para levantarse del suelo se apoyó en una mesa, por el miedo que la consumía tomo un teclado de allí y lo rompió en el rostro del tipo. A legua se notaba que no le dolió; sin pensar corrió hacia la puerta y ya se encontraba nuevamente en el pasillo. Siguió por el largo corredor y en la otra punta ¨Exit¨. Caminaba apoyándose contra la pared, sus piernas aun le dolían y casi no tenía fuerzas, además ya no tenía munición, eso era aun peor… ahora solo le quedaba la fuerza bruta. ¿Por qué no aparecía ese tipo? ¿Qué era lo que le entretenía tanto? Era demasiado rápido ¿y no podía alcanzarla?
Mientras seguía su camino hacia la salida, se dio cuenta de que alguien la observaba, cuando se dio la vuelta, vio a un grupo de soldados y se echo a correr. Abrió como pudo la puerta de salida y en cuanto estuvo del otro lado, la cerró con fuerza, evitando que salieran, aun sabiendo que eso no los detendría por mucho tiempo. Ahora quedaba un bosque frondoso con muchos árboles y follaje verde, muestra de que aun era primavera. Sin pensarlo se adentró en el.
Camino por lo menos 150 metros desde que salió de las instalaciones y antes de seguir su camino se detuvo ¿Por qué? Sintió que alguien más se acercaba a ella, llamémosle instinto. Al darse la vuelta, todo se volvió oscuro, negro, gracias al golpe que recibió en la cara. Sintió que caía lentamente al suelo y luego nada, no sintió nada más. Antes de perder el sentido volvió a abrir los ojos, solo vio la cara de ese tipo y por fin, quedo inconsciente.
En esos mismos instantes, alguien se preocupaba por ella. ¿La razón? Lo que ella buscaba en ese lugar. No era nada que no importara, esa información era valiosa y muchos pagarían bastante dinero por comprar algo así y hacerse de sus ¨beneficios¨.
-¡¿Stella?! ¡¿Me oyes?! ¡Stella!... ¡no responde!... Linda, alista mi equipo-
-¿Qué? ¿Vas a ir tú también? No te preocupes, ¿voy yo si quieres? - Se ofreció Linda de una manera incómodamente tranquila.
-No. Yo voy. Me toca ir y creo que es mi deber.- Daniel estaba realmente preocupado por ella. Stella siempre fue una persona muy importante en su vida, desde que era un niño lo fue.
-Este no es el momento para que simules ser el héroe, por si no te diste cuenta está en juego la misión- hablaba bastante calmada mientras también estaba en juego la vida de otra persona.- Además, Dante enviara a alguien competente- ¿Una indirecta hacia su persona? Si, seguro.
-Linda tiene razón… Daniel, vas tú. Así que te quiero listo en 5 minutos y ni un minuto de mas, porque sino envío a Linda.- Se dirigió hacia la salida sin decir nada mas, Linda fue detrás de él –Seguro para reclamarle, es tan patética. Bueno, no hay tiempo que perder- Pensó y fue a prepararse, para cumplir órdenes y para ayudar a esa persona a quien tanto cariño le tenía.
El soldado de las gafas la tomo de uno de sus tobillos y la levanto hacia arriba con una sola mano, ahora ella se encontraba de cabeza al suelo.
-¿Alguien me puede explicar que hace ella aquí?- les habló el soldado de las gafas a sus subordinados. Esperó a que algún valiente avanzara y se lo explicara, ese valiente dio un paso al frente.
-Señor. No sabemos con exactitud cómo se metió aquí. Las cámaras de vigilancia captaron su imagen cuando ya estaba en la zona de vigilancia y ahí elimino a todos los guardias- agacho la cabeza, por vergüenza quizás. Una simple joven los había asesinado a todos, eso realmente era humillante. Pero no se puede culpar a alguien que aprendió lo necesario para sobrevivir, de maneras que no podemos imaginar. Fue necesario que aprendiera o bien fue por elección que aprendiera.
-¿Me está queriendo decir que una niña los mató a todos? Si eso paso, hay algo que están haciendo mal… ¿pero qué? Quiere ser más coherente en su explicación- soltó a la joven y cayó al suelo, no fue tan estruendoso como se puede imaginar ya que cayó sobre el césped.
-No volverá a pasar, señor- con la vista aun en el suelo.
-Eso espero…- fijo su vista en la joven que yacía inconsciente en el césped, se inclino hacia ella y empezó a registrarla. No tenía mucho, un spray médico, cartuchos, un comunicador en su oído… -entonces era esto lo que captamos… ¿cortaron la señal a tiempo?-
-Sí, señor. Logramos grabar la conversación de la chica, aunque aún no sabemos con quien hablaba, pero se refería a esa persona como ¨Dante¨-
-¿Tiene la grabación a mano?- El soldado asintió y le dio una grabadora con la última conversación que tuvo la chica con el tal ¨Dante¨. Escucho atentamente cada palabra, la grabación era corta así que no tardo mucho en terminar de oírla- Bien. Limpien las instalaciones, no quiero ver ni una sola mancha roja por las paredes y que ninguno de los superiores se entere de esto. Espero que al menos puedan seguir mis órdenes con exactitud y no cometan los mismos errores de antes-
-¿Qué hacemos con la chica?-
-Llévenla a una de las celdas de aislamiento de los laboratorios, tiene cosas que explicar. Y en cuanto despierte quiero que me lo comuniquen- siguió registrándola y encontró lo que buscaba, el disco. Le hablo a la joven que aun estaba inconsciente - yo me quedare con esto.- se levantó dispuesto a seguir su camino.
Comenzó a despertarse de a poco y vio frente a ella a ese hombre, era rubio y llevaba un equipo táctico totalmente negro con las siglas H.C.F en la espalda. Se puso de pie, aun tenía sangre en la comisura de sus labios y le daba un toque sádico. Los soldados le apuntaron con sus armas, a ella no le importó solo observaba al tipo que la había golpeado antes. Él le estaba dando la espalda y giro en 180° grados y la vio allí, parada, muy seria y con odio en la mirada. Su mente daba vueltas aun, voces se escuchaban en su cabeza, le hablaban desde distintas posiciones, los pros y contras de la situación.
-Es él, mátalo, después de todo una muerte mas a tu historial no cambiara nada-
-recuerda lo que te hizo, eso no lo hace cualquiera y menos contigo-
-no puedes dejar que te humille así nuevamente, debes matarlo-
-No le has perdonado nada a nadie nunca… tal vez solo a…-
-¡Hazlo de una vez! No hay nadie en este mundo que pueda sentir pena por él-
-¿pero hay alguien que sienta pena por ti?... los guardias tienen armas, te mataran en menos de un segundo si te mueves y nadie te vendrá a buscar… estas sola y sientes miedo, solo eres una gatita asustada- La ultima voz si le hizo pensar claro, solo levantó las manos en señal de rendición. Todos bajaron las armas y el rubio sonrió de nuevo, ¿acaso le gustaba ver a la gente sufrir? ¿Qué se arrodillaran a sus pies? ¿Qué pidieran por piedad?
-Así está mejor, querida. Un animal domesticado siempre es de utilidad- Se acercó a ella para ponerle un par de esposas (recuerdo de un tiempo atrás tal vez), ella extendió sus brazos hacia él para que se las pusiera. Y cuando fue el momento, le tomo de las muñecas y dirigió su rodilla a la perfecta cara del rubio… Lo más rápido que pudo, le quito el arma y emprendió su huida hacia lo más profundo del bosque disparando hacia los soldados, quienes no se quedaron quietos y abrieron fuego. Los árboles fueron de mucha ayuda, ya que recibían la mayor parte de los impactos de bala. En cambio, el follaje de los mismos le hizo una mala jugada, no podía ver el cielo ni hacia donde se dirigía. Parte del plan consistía en robar uno de los helicópteros de las instalaciones, y ya se había alejado demasiado de allí.
Seguía disparando hacia sus perseguidores, cuando oyó el click del arma, lo que le indicó que ya no le quedaban balas. Con rabia arrojo el arma lo más lejos que pudo. Buscando una salida vio una zona más adelante, no muy lejos de su posición. Esa zona estaba iluminada por una luz deslumbrante, de allí vería todo más claro. Siguió hacia adelante, hacia la luz. Cuando por fin llegó, vio que era un acantilado. No se percato de ello, pero los soldados ya la tenían en la mira, estaban a punto de disparar cuando el soldado al mando, el de las gafas oscuras…- Aun no es el momento. Todavía no sé nada del porque vino aquí, quizás pueda sacarle información que me sirva mediante medidas más drásticas. Ustedes manténganse al margen y no intenten nada sin mi aprobación. Pase lo que pase, no reaccionen sino hasta que yo esté muerto.- Los soldados solo se quedaron anonadados al escuchar las palabras de su superior. Él era demasiado ególatra como para admitir que una niña podría matarlo. Se acercó hacia ella, vio que miraba el atardecer como si estuviera hechizada por la vista.
-Creo que no tiene escapatoria. No me sorprende. Con la poca información que debe tener de este lugar, es fácil que no sepa cómo encontrar una vía de escape y a juzgar por sus acciones, está muy desesperada por salir de aquí y terminar con esta pesadilla ¿verdad?- Dijo tranquilamente y sin quitarle los ojos de encima.
-¿Cómo lo sabe? ¿Lee mentes acaso? Pero tiene razón, si salto lo más seguro es que muera a causa de las rocas que están allí y si no salto… ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Qué es lo que me van a hacer?- Seguía pensando no sabía que iba a responder, estaba acorralada y no tenia salida. Lentamente se dio la vuelta y lo vio parado frente a ella, impasible como siempre. -¿Cómo lo sabe? Se juzga a las personas por sus acciones, no lo voy a negar, pero si no sabe las razones por las cuales se comenten esos errores, es mejor no afirmar algo de lo que no tiene certeza.- Le respondió, casi tan apacible como él.
-Hm… ¿Entonces admite que ha cometido un error?... escucha, querida. No sé porque estás aquí, pero hasta donde he visto en la sala de servidores, en este disco…- ella abrió los ojos los mas que pudo, le quitó el disco cuando estaba inconsciente y se lo estaba presumiendo- …contiene los datos de investigación sobre un virus que esta extinto, del cual solo queda esta información, mi información. Nadie se lleva algo que me pertenece y menos si son los datos del G-virus. De este virus no queda nada más que esto y no voy a dejar que una mocosa se lo lleve porque se le dio por sustraer algo que no le pertenece. Meterte en mi camino, ese fue tu error.- Comenzaba a impacientarse, esa ¨mocosa¨ le estaba quitando tiempo valioso que podría estar ocupando en su investigación.
-Pues, hasta donde yo sé, ese virus no le pertenece a usted. ¿Qué? ¿Ya olvido quien fue el creador del G? Le refrescare la memoria… Birkin, William Birkin… y el legado del Dr. Birkin debe quedar en las manos de quien lo merezca… no estoy tan mal informada como usted cree.-
-¿Y quién lo merece? ¿Usted? Sé que simula ser una niña grande, pero no es más que una niña pequeña que después de una pataleta quiere que vengan por ella y se la lleven en brazos lejos de aquello que le asusta… creo que tiene potencial, al mínimo en mi opinión, pero lo tiene. Podría perfeccionar sus habilidades si no se quedara en un rincón llorando.- Entendió bien o le estaba proponiendo un trato y esperaba una respuesta.
-Ya sé el potencial que poseo,- se fue acercando de a poco a él y se detuvo cruzando los brazos, esperando alguna reacción de parte del rubio y agregó -no hace falta que usted me lo diga, es por ello que se que podría matarlo si me lo propongo-
-Hm… ¿noto un toque de arrogancia?...- la chica le sonrió cálidamente de lado-…Eso creí.-
En un movimiento, la golpeo en la mejilla derecha y fue a dar cerca del borde del acantilado, pero no cayó. Esa fue la gota que derramo el vaso, tomo la navaja que llevaba en uno de los bolsillos de su chaqueta e intentó darle una estocada en el vientre al rubio. El sin problemas le quito el cuchillo y alcanzó a cortarle el cuello a la otra rubia…
-Buen movimiento.- dijo la joven limpiándose la sangre que comenzaba a surgir de la línea en su cuello.
-No lo suficientemente bueno como para evitar que cualquier otra palabra vuelva a salir de su garganta-. Sin pensarlo dos veces, ella se abalanzó sobre él. Logró taclearlo contra un árbol y allí empezó a darle golpes, con el puño, en el estómago. Le dolía bastante los golpes de esa niña, definitivamente no era normal. Él la sujeto del cabello evitando que siguiera golpeándolo e hizo que lo viera a la cara. No podía verle los ojos porque llevaba las gafas sobre ellos, peno notó un brillo carmesí a través del oscuro de las gafas. La reboleo sobre su propio eje, posicionando así la cabeza de su oponente de más corta edad en su hombro y su brazo alrededor de su cuello, así el rubio comenzó a ahogarla. Poco a poco perdía el aire que ya no le llegaba del exterior. Pudo pegarle una patada en la cara con la punta de su pie y consiguió que la liberara. Al darse la vuelta para verlo, le dio una pata, con toda su fuerza, por debajo de la mandíbula y lo mandó unos metros lejos de ella. Distinguió algo entre el verde del césped, el disco, lo tomó y al parecer el rubio no se dio cuenta, lo guardo en el bolsillo de su chaqueta. Rápidamente corrió hacia los árboles para usarlos a su favor. Él vio la jugada de la chica y corrió hacia ella para taclearla. La chica lo supuso, por eso se fue debajo de las ramas. Venía a toda velocidad, más que un humano normal y ella se sostuvo con sus manos de las ramas y con sus piernas intento patearle en la cara, pero antes de que estas llegaran a destino él sostuvo sus pies y la jaló contra el césped. No pudo sostenerse por la fuerza que el rubio poseía y cayó de espaldas al piso. Aun sostenía sus pies y la arrojó contra un árbol recibiendo de parte de la chica un grito de dolor al impactar contra el tronco. Ya estando en el piso, ella comenzó a escupir sangre por la boca. Su cuerpo estaba adolorido, los golpes de ese hombre eran realmente fuertes, mas de los cualquier otro. Se levanto apoyándose contra el tronco y, al igual que en la sala de servidores, él comenzó asfixiarla con una de sus manos contra el mismo tronco del cual se estaba sosteniendo momentos atrás. Nuevamente le encaja un golpe con su puño derecho. El comenzó a apretar más mientras le asestaba golpes certeros en su abdomen. Ella solo gritaba ante el dolor. Comenzó a sentir unas gotas húmedas caer por sus mejillas ¿eran lagrimas? ¿Estaba llorando? De pronto, él la libero ¿Por qué?
-Lo ve. A eso me refiero, tiene miedo y comienza a llorar al ver que no tiene forma de liberarse… Pero no se preocupe, acabare con su sufrimiento liberándola al fin de cualquier miedo que tenga.-
Antes de que el rubio hiciera su próximo movimiento, oyó el sonido de las aspas de un helicóptero. Los soldados que hasta ese momento se habían mantenido al margen, tal y como se los ordeno su superior, estaban recibiendo su castigo de parte de la ametralladora del Helicóptero que se asomaba desde el acantilado. Todos recibieron su ración de balas, que terminó por matarlos a todos. Los cuerpos de los soldados estaban manchados de rojo por la sangre de sí mismos o la de sus compañeros. En ese momento el soldado de negro, el único que seguía con vida por haber estado ocupado con la chica entre los árboles y debajo del follaje de los mismos, se lamento de que ella le quitara el arma y lo dejara si protección.
Poco a poco, el helicóptero descendió muy cerca de la orilla del acantilado. De un salto, Daniel bajo del helicóptero empuñando su arma correspondiente, acercándose al par que hasta antes de su llegada estaba luchando.
-¡Aléjate de ella! ¡Atrás!- Estaba muy enojado, demasiado para ser el mismo.
-Vaya, hasta que por fin llegó la caballería- Dijo el rubio con sarcasmo alejándose de la chica – Supongo, que viniste por el disco ¿verdad? Porque no creo que te importe la vida de esta niña-
-Stella, ven aquí- ella le hizo caso, de a poco y con mucho esfuerzo se sostuvo sobre sus pies, caminando lentamente hacia su compañero mientras se sostenía la herida en el cuello, aun le sangraba y tenía las manos manchadas de sangre, su propia sangre.
-Dani… Qué bueno que viniste, aunque no hacía falta.- hablaba bajo, le dolía la herida cuando pronunciaba una palabra.
- No hables ¿te duele mucho? ¿El te hizo eso?- la respuesta era obvia pero quería que la ella se lo confirmara.
-nada con lo que no pueda lidiar.- estaba evadiendo la pregunta.
-Si no hubiera sido tan imprudente, no tendría una marca de la cual arrepentirse el resto de su vida. Deberías de hacerle caso a ¨Dani¨, querida, hablar no te hará bien.- Estaba simulando tener interés por el bienestar de la chica, cuando hasta hace unos momentos la estaba matando. Ninguno de los dos se percató de ello pero Daniel escuchaba a alguien hablarle a través de su comunicador.
-Daniel, quiero fuera del camino a Stella, ya sabes qué hacer con ella y luego de eso negocia con ese tipo, y ¨negocia¨ es negocia, no se te ocurra intentar matarlo- era Dante quien le hablaba.
-Pero que… Bien- Dijo, por lo bajo para que ninguno de los otros allí lo oyera.- Stella, ¿tienes el disco?- Stella, estando a unos pasos de Daniel, asintió con la cabeza, se le acercó y le entregó lo que pedía. -¡Cuidado! ¡Detrás de ti, Stella!- Ella se alarmo por el grito de Daniel y rápidamente se dio la vuelta y se puso en posición de ataque, en lugar de eso cayó inconsciente sin entender por qué. Solo pudo pronunciar algo antes de ¨dormir¨ –no otra vez-
-¿Por qué hizo eso? ¿Pensé que era su compañera?- el rubio preguntó la razón por la cual Daniel dejo inconsciente a Stella con ayuda de su arma.
-Así no nos interrumpirá… ¿quién es usted?-
-Eso no es importante ahora. Devuélvame lo que es mío, quiero el disco. No voy a dejar que un par de mocosos se lo lleve a Dante Gelebo -
-¿Cómo dice?-
-Oíste bien. Sé que Dante es quien los envió, a ti y a ella… a robar a su propia Organización-
-¿Dante trabaja para la H.C.F?-
- ¿Así que tú tampoco sabes que él trabaja para nosotros? ¿Por qué crees que tiene tanta información sobre este lugar? ¿Crees que enviaría a sus subordinados a la boca del lobo así como así? ¿Sin saber a lo que se enfrentan?... Por esa única razón ella entró tan fácilmente aquí.- Daniel se quedó mudo ¿Dante los mandaba a robar lo que es propiedad de la Organización para la cual trabajaba? Lo que, además, ni siquiera pertenece a la Organización, sino a uno de sus empleados ¿Por qué? Era claro, no quería que lo descubrieran a él tratando de vender o robar esa información, su imagen quedaría manchada. Pero si ellos robaban los datos de la investigación del G, Dante quedaría con las manos limpias, a menos que los atraparan a ellos y los obligaran a confesar. Por eso lo envió, para tratar de evitar que le saquen información a Stella, para que nadie se entere de que fue él la cabeza de este plan.
-¿Y usted? ¿Por qué le interesan los datos de este disco?- Se lo estaba enseñando mientras el mismo lo observaba.
-Eso está fuera de la cuestión… Viendo su posición, quiero suponer que Dante le advirtió que no me ataque… soy capaz de matarlos, a usted y a su amiga porque no me interesan sus insignificantes vidas, valen lo mismo que la vida de una hormiga. Así que le propongo un trato, entrégueme el disco y podrá llevarse a la mocosa… o pelee por el disco y los mato a los dos. Espero pueda elegir la respuesta correcta, no es tan difícil si lo analiza bien. Háblalo con tu ¨jefe¨ si es necesario. - ¿Qué? ¿Le está pidiendo que entregue el disco por la vida de los dos? Es él quien sostiene el arma, es él quien atenta contra su vida, es él quien tiene el disco y es él quien tiene la sartén por el mango. Parece que es el rubio es el que está equivocado.
-Entrégale el disco, Daniel- le advirtió Dante a través de su comunicador.
-¿qué? Yo tengo el arma y el disco, no tiene porque amenazarme. Puedo con él.- Daniel le estaba contradiciendo, realmente no era el mismo que salió en busca de su compañera, estaba cambiado. Este hombre realmente provoca sentimientos confusos en los demás, primero provoca miedo en Stella y ahora hace que Daniel contradiga las órdenes de su jefe.
-Daniel, no estoy desconfiando de tus habilidades. Tú hazme caso, entrégale el disco. Y trae a Stella contigo.- No lo podía creer, le estaba pidiendo que entregue aquello por lo que Stella tanto había peleado y que ahora, a razón de eso, se encontraba en un estado lamentable. Stella. Fijó su mirada en la chica, tenía sangre por doquier y le brillaba la cara como muestra de que había llorado ¿Este hombre logró que Stella cayera en algo tan bajo como llorar? Realmente es alguien que saca lo peor de las personas. Lo que más le preocupaba era que estaba muy lastimada, si no recibía ayuda médica pronto moriría desangrada.
- Eres muy lento. Decídete rápido, antes de que los mate a los dos ¿o acaso Dante no te dijo nada?- Ya no tenía otra opción, debía entregarle el disco. Se acercó lentamente al rubio y le entregó el disco, con todo y las ganas de romperle la cara que tenía, le entregó el disco.
-Algún día te arrepentirás por esto-
-Lo dudo. Hasta ahora no me arrepiento de nada y no creo que eso cambie solo por una niña y su príncipe azul.- Tomo el disco y esbozo una sonrisa- Bien. Ahora llévate a tu amiga y lárguense. Yo me ocuparé de arreglar el desastre que esa niña causó.- Daniel se acercó a Stella y con mucho cuidado pasó su brazo sobre sus hombros y la cargó así hasta el helicóptero, la acomodó en la parte trasera del mismo, el se sentó en el asiento del piloto y empezó a ascender lentamente. El soldado de negro siguió el helicóptero con la vista hasta que este se perdió por el horizonte, hacia el sol que comenzaba a ocultarse. Si ese hombre los hubiera matado a los dos, aun quedaba la posibilidad de que Dante lo delatara. No sabía dónde se encontraba Dante hasta ese momento, pero cuando se enterara de su paradero tendría tiempo para hacerle pagar por intentar apoderarse de lo que le pertenece por derecho.
-----------------------------------------------------------------------------------------
-¿Cómo te sientes? La herida fue superficial, pero estuvo muy cerca de cortarte la yugular. Trata de no hablar, podrías hacer que la herida se reabra y que empiece a sangrar de nuevo. Mejor descansa…- Stella estaba acostada en una camilla de hospital, vestida con la misma ropa, agradecía que no le hubieran puesto una bata de hospital para hacerle ver más grave de lo que ya estaba.-…Por tu descuido, se perdió todo. Te sacaron los datos ¿sabes lo que costó conseguir esa información? Son meses de inteligencia e investigación se fueron al caño. Tu descuido nos llevó al fracaso… Espero que no se vuelva a repetir… pero me gustaría saber porque te descuidaste, porque fracasaste… solo… me alegra que estés bien.- Salió de la habitación sin dirigirle alguna otra mirada de odio o pena quizás. Afuera lo esperaba Daniel. Dante siguió de largo, no quería cruzar palabra con su otro agente.
-¿Por qué no le dijiste a Stella lo que pasó? pensara que fue su culpa…- Dante lo interrumpió, estaba molesto. -Claro que fue su culpa. Si no se hubiera descuidado tanto y no hubiera llamado la atención como se lo ordene desde un principio, no tendría una futura cicatriz en el cuello. Y gracias a que la descubrieron, grabaron nuestra conversación y así Wesker se enteró que yo envié a Stella a robarle esos datos sobre su investigación, ahora sabe que me interesa el G-virus… la única razón para no delatarme ante los superiores es porque tampoco quiere que ellos se enteren de la verdad, que él usa las instalaciones de la H.C.F para sus propios propósitos al igual que lo hizo con Umbrella. Wesker es alguien muy peligroso y si te hubiera dejado seguir la pelea que quedo a medias entre Wesker y Stella, lo más probable es que los habría matado a ambos y así de todas formas tendría los datos. Y créeme que cuando te digo que no le importa la vida de nadie que no sea él, es porque es verdad. El es capaz de dejar que una ciudad se vaya al infierno solo para conseguir lo que quiere… eso paso hace dos meses, mientras Raccoon City y sus ciudadanos se iban al demonio, el siguió con sus planes como si nada.-
-Por eso intercambio nuestras vidas por los datos del G… pero ¿Por qué fuiste tan duro con Stella?
- Si le hago creer a Stella que su error no importa se va a confiar y podría volver a fallar en su próxima misión. Créeme, no quiero agentes se resulten ser un estorbo para mí.- Dante intento irse con su última frase.
-¿Es verdad que trabajas para la H.C.F?-
-No. Ya no. Aprovecharé que no saben dónde me encuentro. Ya no pienso volver a trabajar para ellos. Lo único que me preocupa es Wesker. Lo conozco y se de lo que es capaz. Tu mismo lo has visto, si fue capaz de dejar a Stella en ese estado, puede ser capaz de mucho más. Algo mucho peor. Tú bien sabes que Stella es mucho más fuerte que tú y yo juntos. Si me encuentra…-
-¿Qué piensas hacer?-
-Aun no lo sé. Pero voy a prepararme, se que Wesker no se rendirá hasta encontrarme y también me queda claro que irá tras Stella. Al parecer le surtió un par de golpes y él no es de las personas que perdonan. Sé que vendrá por nosotros… en busca de venganza…
Ill
Título: Troll Rising
Género: Mixto, aunque en realidad ni yo sé dónde catalogarlo
Sinopsis: La destrucción ha llegado a Resh. Un ataque troll masivo ha arrasado la ciudad y a sus habitantes. Edercito lindo, uno de los pocos supervivientes, deberá sobrevivir como pueda y escapar antes de que sea demasiado tarde :3
Oculto:
La pequeña barricada improvisada tras la puerta temblaba cada vez que una de esas cosas la golpeaba con furia intentando alcanzar a su presa, al otro lado. Eder era el único superviviente del grupo que había salido de la sala de seguridad del Hall de la Fama, lugar donde se había iniciado la hecatombe que en pocas horas había arrasado la ciudad entera y no había dejado a nadie, aparentemente, para contarlo. Atrapado en aquel trastero de un ruinoso almacén situado a pocas calles del Hall de la Fama, con una herida de bala en la pierna derecha que sangraba sin parar y armado solamente con la escopeta que había llevado Alucard encima hasta el momento de su muerte, Eder buscaba rápidamente un conducto de ventilación, una ventana o la más mísera rendija para poder salir de ahí antes de que esos seres infernales tirasen la puerta abajo y se dieran un festín con su culo. Eder buscó por toda la habitación hasta que encontró un conducto utilizado en otros tiempos para arrojar paquetes, probablemente al exterior para después ser llevados en un camión a su destino. Parecía ser lo suficientemente ancho para deslizarse por él y no creía que se quedase atrapado dentro, aunque cualquier cosa era mejor que caer en las manos de esas cosas.
Una de las estanterías que había colocado como barricada se vino abajo al saltar un trozo de puerta, dejando entrever un rostro blanco, arrugado y monstruoso asomar por la hendidura, sonriendo al ver a Eder observándolo desde el otro lado.
- PROBLEM?-. Gruñó la criatura introduciendo el brazo por el boquete e intentando apartar los objetos que bloqueaban el acceso a la habitación.
Eder se dio cuenta de que no tenía mucho más tiempo, así que procedió a introducirse en el conducto empezando por las piernas. El dolor intenso del balazo que tenía en la pierna derecha le hizo acordarse de la puta madre del desconocido que, escondido entre las sombras de la noche, había acribillado a los supervivientes que habían conseguido escapar del Hall de la Fama, matando a Alucard, el único jefe de seguridad que había conseguido salir con vida del recinto, y a Chevalier e hiriendo a Eder justo antes de que pudiera escabullirse por una esquina perseguido por la horda de trolls que poblaba las calles en esos momentos. Eder metió las piernas en el conducto y se sentó en el borde cuando la puerta se vino abajo y los monstruos entraron pisándose entre ellos con ansia para alcanzar a su víctima. Sin vacilar Eder se dejó caer y se estiró completamente para no topar con los bordes del conducto, deslizándose por él como si fuese el tobogán de un parque acuático durante unos segundos hasta que notó cómo el conducto terminaba y salía disparado a la parte de atrás del almacén, dentro de un patio cerrado con varios camiones, una furgoneta y muchos contenedores que parecía no estar asediado por los trolls. Por desgracia no había nada debajo de la salida del conducto que amortiguase la caída, así que Eder se destrozó el culo al caer sobre éste. Dolorido y con el trasero ardiéndole por el golpe, se puso en pie y avanzó hacia la valla que separaba el patio de la calle, rezando para que los trolls no bajaran también por el conducto. Para su horror, uno cayó de pronto por ahí y se dio de bruces contra el suelo, partiéndose el cuello en el acto, lo que significa que otros podían seguir su camino y tener mejor suerte.
Eder intentó abrir la valla, pero ésta parecía funcionar solamente mediante electricidad y el suministro se había cortado hacía horas, motivo que había hecho a los supervivientes del Hall de la Fama salir de la sala de seguridad al desactivarse los cierres electrónicos que los habían mantenido a salvo durante los primeros compases de lo que parecía ya un apocalipsis.
- Un apocalipsis troll...-. Masculló Eder derrotado al no poder abrir la barrera manualmente.
Cerca de la compuerta había una garita donde supuso que encontraría las llaves de alguno de los vehículos que había allí aparcados, así que entró y buscó a fondo hasta que encontró las llaves de la furgoneta tiradas en el suelo entre un revoltijo de papeles de envíos y demás mierda que no le hacía falta ni le importaba. Corriendo como pudo fue hacia la furgoneta, introdujo la llave en la cerradura y abrió las puertas, metiéndose a toda prisa mientras otro troll caía, esta vez de pie, por el conducto. Eder echó los seguros, puso la llave en el contacto y puso el vehículo en marcha. Apenas sabía manejar un automóvil, pero con el poco conocimiento que poseía al respecto metió la marcha atrás y se dirigió hasta el fondo del patio, encarando la valla metálica que le separaba de la calle tras la que se habían empezado a agolpar algunos trolls más atraídos sin duda por el rugido del motor de la furgoneta.
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... SSDZHZHYvM[/youtube]
Sin dilación Eder puso el freno de mano y la primera marcha, y jugando con el embrague y el acelerador empezó a revolucionar el motor. El troll que había caído por el conducto salió de la nada y saltó sobre el capó, golpeando con furia el parabrisas y astillándolo sin apartar sus ojos inyectados en sangre del ocupante del vehículo. Eder quitó el freno de mano y la furgoneta salió disparada, lanzando al troll por encima del vehículo por la inercia y arrancando de cuajo la barrera al chocar contra ella. Los trolls que había tras la valla fueron aplastados por ésta al caer o al ser arrollados por la furgoneta, dejando el morro del coche abollado y cubierto de sangre oscura; uno de los faros se había hecho añicos, así que Eder sólo podía ver con lo poco que alumbraba el otro. Yendo lo más rápido que los coches que bloqueaban partes de la vía le permitían Eder giró la esquina y salió a una calle más grande y sorprendentemente vacía a excepción de algunos turismos en llamas y escombros por algún que otro sitio.
En una película o videojuego de terror el protagonista habría intentado descubrir qué o quién había sido el responsable del desastre o habría luchado hasta el final para acabar con la amenaza, pero esto no era un videojuego moderno o película de RE la que el héroe es el badass supremo y es capaz de matar zombis, tyrants y demás monstruos gigantes dando volteretas y a puñetazo limpio, Eder era una persona normal y corriente que había tenido la suerte o la desgracia de sobrevivir durante tanto tiempo y ver cómo los demás morían sin poder hacer él nada para evitarlo, ya que la situación se escapaba a su control. Si no hubiese sido por Alucard ni siquiera hubiese llegado a salir del salón de premios en el que se estaba llevando a cabo la gala de los Reshi en dirección a la sala de seguridad donde el grupo se había atrincherado durante un tiempo, si Pelao no se hubiese quedado atrás para contener a la horda mientras los demás salían del Hall no habría llegado a pisar el exterior y si no hubiese sido porque el tirador desconocido y ocioso había decidido dispararle a él el último ni siquiera estaría conduciendo esa furgoneta en dirección al puente que salía de la ciudad. Poco le duró el viaje de todos modos, pues cuando estaba atravesando la plaza que coronaba el edificio de administración la furgoneta empezó a perder velocidad hasta que finalmente se apagó. Ansioso, Eder buscó el motivo del parón, y vio entonces que la gasolina estaba agotada, fruto probablemente de algún trabajador perezoso que pensó que iría al día siguiente a repostar sin imaginarse que acabaría siendo despedazado por trolls en unas pocas horas.
Golpeó con furia el salpicadero del vehículo, agarró la escopeta y bajó, viéndose solo en medio de la plaza principal de la ciudad, cubierta de cadáveres de civiles y trolls que se extendían a su alrededor, incluso dentro de la gran fuente de Reshi que todavía arrojaba un débil chorro de agua sanguinolenta.
No podía seguir a pie, sería un suicidio, así que tras revisar la parte trasera de la furgoneta para ver si había algo útil (sin éxito) observó el imponente edificio de administración, la estructura más alta de la ciudad, durante unos instantes. Todavía había luz en su interior, quizás por los generadores auxiliares con los que contaba, y no veía ninguna figura moviéndose por las cristaleras que dejaban pasar las luces e iluminaban la plaza, llena de muerte. No duraría ni cinco minutos ahí fuera sin ningún medio de transporte y herido, así que Eder se resignó a explorar el interior del edificio a ver si con suerte podía conseguir otro vehículo en el garaje o mejor incluso un helicóptero de las fuerzas de seguridad a las que habían pertenecido Alucard y Pelao.
El vestíbulo del edificio estaba también repleto de cadáveres, así como cristales rotos, casquillos y agujeros de bala, y sangre, mucha sangre. Las dos escaleras que conducían a los pisos superiores estaban sepultadas por un montón de escombros, lo que dio esperanzas a Eder de que todavía hubiera alguien vivo en el edificio. Se acercó a los ascensores, uno de ellos abierto dejando ver el hueco con el elevador estrellado en el fondo, y pulsó el botón de llamada del otro, pero no obtuvo respuesta.
Unos gruñidos a su espalda hicieron que dejase de intentar llamar al ascensor, varios trolls habían aparecido en la plaza y registraban la furgoneta en su busca. Eder se asomó por el hueco del ascensor abierto y miró hacia arriba, viendo una de las puertas abiertas unos diez pisos más arriba. Examinó el hueco hasta que encontró una pequeña escalera en un lateral, utilizada seguramente cuando se producía alguna avería. Estiró la mano para alcanzar la escalerilla sin apartar la mirada de los trolls, que se habían separado y registraban la zona como perros de presa en busca de Eder. Éste consiguió alcanzar la escalera y se agarró a ella, saltando al interior del hueco del ascensor con cuidado; tras acomodarse la escopeta para que no se le cayera empezó a subir. Le parecía raro que si alguien había bloqueado las escaleras principales se pudiera acceder a los niveles superiores libremente, a no ser que esas cosas no pudieran subir escalerillas como las personas; porque no podían, ¿verdad? La respuesta llegó cuando un troll agarró a Eder de la pierna buena, tirando hacia abajo de él y casi lanzándolo al vacío cuando casi se soltó del susto. Sí, los trolls podían trepar, y si no se quitaba ése de encima ésa sería la última de sus preocupaciones.
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... ctFRNjKrdM[/youtube]
Apenas agarrado con una mano y la pierna mala a la escalerilla, Eder se zarandeó para intentar quitarse a la criatura de encima, ya que si le mordía o le clavaba las uñas todo habría acabado para él, lo había visto en el Hall de la Fama tras convertirse Crow a raíz una mordedura que había sufrido momentos antes. Agarró la escopeta y apuntó con cuidado, tampoco quería volarse la pierna de un disparo, y cuando creía tener un disparo limpio apretó el gatillo. La cabeza del troll estalló, esparciendo sangre y sesos por todo, y el cuerpo soltó a Eder y cayó al vacío, estampándose contra el ascensor estrellado metros más abajo. El ruido sin duda atraería a más de esas cosas, así que Eder siguió trepando lo más rápido que pudo mientras oía a varios trolls gruñir por debajo de su posición. Una vez llegó a su destino se agarró a un saliente que había cerca de la puerta y se coló por ella, hecho esto apretó a trotar sin siquiera mirar si estaba siendo perseguido. Se encontraba en un bloque de oficinas destrozado, con algún que otro cuerpo sin vida decorando los pasillos o los habitáculos, con el viento frío de las alturas colándose por las cristaleras hechas añicos. No sabía dónde se encontraba ni dónde estaban las escaleras a los demás pisos, ya que allí no estaba a salvo, hasta que se cruzó con la puerta que llevaba a la escalera de incendios. ¿Cómo había sido tan estúpido para no buscarla en vez de trepar como un mongol por el ascensor? Fue a abrirla, pero justo cuando su mano tocó el pomo la puerta se vino abajo acompañada por un troll especialmente grande y robusto que agarró a Eder del cuello y lo alzó en el aire. La escopeta se le escurrió de entre los dedos y cayó al suelo, fuera de su alcance, mientras el troll se adentraba en la zona de cubículos para los trabajadores, arrojando a Eder con furia sobre un escritorio que se hizo mierda por el golpe, igual que la espalda del pobre chaval. Casi sin poder respirar y con lo que él estaba seguro que eran un par de costillas rotas se intentó poner de pie, a tiempo para ver cómo el troll se dirigía de nuevo hacia él arrasando los habitáculos de los trabajadores y viendo volar mesas, ordenadores, sillas y demás objetos que había alrededor. Eder reptó por el suelo e intentó rodear al troll mientras éste volaba por los aires a golpes toda la habitación, pero entonces otro troll más pequeño apareció por la puerta y se le tiró encima, aplastándolo contra el suelo en su intento desesperado por hincarle los dientes.
- LOL U MAD?
Mientras el troll gritaba eso en su cara un hedor digno de un perro muerto encima de un montón de mierda inundó las fosas nasales de Eder, quien hacía todo lo posible por mantener las fauces de esa cosa lejos de él. Buscó algo con lo que quitarse al bicho de encima y encontró el reposabrazos de una silla, y agarrándolo con fuerza se lo clavó al troll en el cuello. La criatura chilló de dolor mientras la sangre empezaba a salir disparada como si fuera un aspersor, atrayendo al grandullón y delatando la posición de Eder. El chico salió casi arrastrándose al pasillo y recogió la escopeta justo cuando el troll grande hacía añicos la pared y aparecía cual Mr.X emputado en RE2. Sin dudar ni un segundo Eder abrió fuego, destrozándole media cabeza a la criatura. Con tan solo un hilillo de vida, sorprendentemente, el troll se tambaleó durante unos segundos hasta que cayó por una de las cristaleras al vacío, haciéndose papilla contra el asfalto mientras más trolls entraban en el edificio. Eder entró en la escalera de incendios y miró hacia abajo por el hueco: ya estaban ahí, iban a por él y tenía que moverse rápido si quería salir vivo de ésa. Empezó a subir las escaleras con dificultad, ayudándose del pasamanos, sin parar. Con un poco de suerte los trolls lo buscarían primero en el piso donde se había montado todo el follón, lo que le daba unos segundos de ventaja que pensaba aprovechar al máximo. Si seguía subiendo encontraría el sector del edificio dedicado a los cuerpos de seguridad, que contaban con enfermería, cafetería, armería, etc. lo que necesitaba para poder aguantar unos cuantos asaltos más si tenía que salir del edificio abriéndose paso a tiros.
Tras lo que le pareció una eternidad llegó al último rellano, donde le esperaba una puerta de seguridad reforzada activada con una tarjeta y un cadáver destrozado. Justo cuando empezaba a derrumbarse por no poder abrir la puerta, vio que junto al cuerpo, aparte de una metralleta sin munición, había tirada una tarjeta. ¿Tendría por fin algo de suerte después de todo? Con dedos temblorosos recogió la tarjeta y la ojeó. Una chica bastante joven y con aspecto vivaz le sonreía en la foto que acompañaba los datos de la tarjeta, cubierta de sangre. No necesitaba leer el nombre para saber quién era. Un extraño sentimiento de culpabilidad y abatimiento se apoderó de él y un nudo apareció en su garganta, impidiéndole tragar saliva, cuando echó un vistazo al cadáver irreconocible que yacía a sus pies. El aullido de uno de los trolls lo sacó de sus pensamientos y lo hizo apresurarse a pasar la tarjeta por el lector, abriéndose la puerta y dejándole vía libre. La puerta se cerró a sus espaldas herméticamente, aislándolo de los niveles inferiores por el momento. Estaba atrapado en el bloque superior del edificio, dedicado a los cuerpos de seguridad y a los administradores de la ciudad, y todo parecía inmaculado y limpio, como si nada hubiera pasado. Con las piernas temblando por el dolor y el miedo y rezando para que no hubiese otra entrada por la que pudieran colarse los monstruos Eder avanzó hasta la enfermería del lugar, ya que conocía esa parte del edificio gracias a sus contactos en la administración. No había ni un alma por los pasillos, lo que le hizo pensar que todo el equipo de seguridad había muerto o huido, cosa que no le extrañaba teniendo en cuenta lo rápido que se había expandido la apoteósica trolleada.
Tras rebuscar en los botiquines de la enfermería en busca de antibióticos, desinfectantes, vendas y otros objetos se dirigió a la cafetería, donde esperaba encontrar algo para comer y recuperar fuerzas tras horas largas y arduas sin tener un respiro. Vació una botella de agua casi de un trago y comió un poco de bollería que todavía era comestible de los expositores. Sintiéndose como nuevo gracias a los medicamentos y con el estómago lleno se encaminó hacia la armería, ya que tarde o temprano tendría que salir del edificio o moriría ahí de inanición una vez se acabasen los recursos que tan milagrosamente había encontrado y la maltratada escopeta de Alucard no aguantaría muchos trotes aparte de estar con sólo un cartucho sin disparar. Dentro de la armería encontró un paraíso armamentístico formado por equipos de antidisturbidos intactos (escopetas, pistolas, ametralladoras, porras, granadas de todos los tipos, escudos, trajes protectores que parecían armaduras, etc.), lo que aumentó bastante sus expectativas de supervivencia; si había atravesado media ciudad herido y armado con una escopeta, ¿qué iba a impedirle salir de allí si iba tan pertrechado?
Una vez se preparó lo suficiente para escapar en un imprevisto Eder decidió explorar el resto de la zona, adentrándose en la zona de despachos de cada miembro del cuerpo, vacíos como era de esperar. No encontró nada de interés en ellos, así que se encaminó a la azotea para echar un vistazo a la situación y calcular una vía rápida de fuga desde el edificio hasta el puente que conducía al exterior de la ciudad.
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... KYJbjZOANE[/youtube]
El Sol empezaba a alzarse y a bañar con su luz la ciudad, haciendo que ésta parecía menos fantasmagórica con sus incendios, columnas de humo y gruñidos de troll resonando por todas partes. Parecía el infierno sobre la tierra, y Eder era el único ser humano que quedaba vivo para presenciarlo con horror. Desde ahí arriba tenía una vista panorámica de Resh, podía ver cómo en el puerto no quedaba ningún barco a flote, cómo el metro, completamente destrozado, sobresalía por el asfalto de una de las calles principales de la ciudad y, para su desgracia, el puente que salía de la ciudad, su única esperanza, había volado en gran parte por los aires. Con lágrimas en los ojos Eder cayó derrumbado sobre sus rodillas. No podía creerlo, estaba condenado a morir ahí, solo, sin posibilidad alguna, abandonado a su suerte rodeado de muertos y seres que buscaban ávidamente despedazarlo. Contempló la opción de arrojarse al vacío, desde luego sufriría una muerte mucho menos dolorosa que cayendo en las zarpas de los trolls, pero se recompuso, dio media vuelta y volvió al interior del edificio.
No importaba cuánto tiempo le tomara, cuánto tuviera que sufrir o si perecía en el intento, iba a encontrar una forma de salir de la ciudad y no iba a desistir hasta conseguirlo.
THE END?
Una de las estanterías que había colocado como barricada se vino abajo al saltar un trozo de puerta, dejando entrever un rostro blanco, arrugado y monstruoso asomar por la hendidura, sonriendo al ver a Eder observándolo desde el otro lado.
- PROBLEM?-. Gruñó la criatura introduciendo el brazo por el boquete e intentando apartar los objetos que bloqueaban el acceso a la habitación.
Eder se dio cuenta de que no tenía mucho más tiempo, así que procedió a introducirse en el conducto empezando por las piernas. El dolor intenso del balazo que tenía en la pierna derecha le hizo acordarse de la puta madre del desconocido que, escondido entre las sombras de la noche, había acribillado a los supervivientes que habían conseguido escapar del Hall de la Fama, matando a Alucard, el único jefe de seguridad que había conseguido salir con vida del recinto, y a Chevalier e hiriendo a Eder justo antes de que pudiera escabullirse por una esquina perseguido por la horda de trolls que poblaba las calles en esos momentos. Eder metió las piernas en el conducto y se sentó en el borde cuando la puerta se vino abajo y los monstruos entraron pisándose entre ellos con ansia para alcanzar a su víctima. Sin vacilar Eder se dejó caer y se estiró completamente para no topar con los bordes del conducto, deslizándose por él como si fuese el tobogán de un parque acuático durante unos segundos hasta que notó cómo el conducto terminaba y salía disparado a la parte de atrás del almacén, dentro de un patio cerrado con varios camiones, una furgoneta y muchos contenedores que parecía no estar asediado por los trolls. Por desgracia no había nada debajo de la salida del conducto que amortiguase la caída, así que Eder se destrozó el culo al caer sobre éste. Dolorido y con el trasero ardiéndole por el golpe, se puso en pie y avanzó hacia la valla que separaba el patio de la calle, rezando para que los trolls no bajaran también por el conducto. Para su horror, uno cayó de pronto por ahí y se dio de bruces contra el suelo, partiéndose el cuello en el acto, lo que significa que otros podían seguir su camino y tener mejor suerte.
Eder intentó abrir la valla, pero ésta parecía funcionar solamente mediante electricidad y el suministro se había cortado hacía horas, motivo que había hecho a los supervivientes del Hall de la Fama salir de la sala de seguridad al desactivarse los cierres electrónicos que los habían mantenido a salvo durante los primeros compases de lo que parecía ya un apocalipsis.
- Un apocalipsis troll...-. Masculló Eder derrotado al no poder abrir la barrera manualmente.
Cerca de la compuerta había una garita donde supuso que encontraría las llaves de alguno de los vehículos que había allí aparcados, así que entró y buscó a fondo hasta que encontró las llaves de la furgoneta tiradas en el suelo entre un revoltijo de papeles de envíos y demás mierda que no le hacía falta ni le importaba. Corriendo como pudo fue hacia la furgoneta, introdujo la llave en la cerradura y abrió las puertas, metiéndose a toda prisa mientras otro troll caía, esta vez de pie, por el conducto. Eder echó los seguros, puso la llave en el contacto y puso el vehículo en marcha. Apenas sabía manejar un automóvil, pero con el poco conocimiento que poseía al respecto metió la marcha atrás y se dirigió hasta el fondo del patio, encarando la valla metálica que le separaba de la calle tras la que se habían empezado a agolpar algunos trolls más atraídos sin duda por el rugido del motor de la furgoneta.
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... SSDZHZHYvM[/youtube]
Sin dilación Eder puso el freno de mano y la primera marcha, y jugando con el embrague y el acelerador empezó a revolucionar el motor. El troll que había caído por el conducto salió de la nada y saltó sobre el capó, golpeando con furia el parabrisas y astillándolo sin apartar sus ojos inyectados en sangre del ocupante del vehículo. Eder quitó el freno de mano y la furgoneta salió disparada, lanzando al troll por encima del vehículo por la inercia y arrancando de cuajo la barrera al chocar contra ella. Los trolls que había tras la valla fueron aplastados por ésta al caer o al ser arrollados por la furgoneta, dejando el morro del coche abollado y cubierto de sangre oscura; uno de los faros se había hecho añicos, así que Eder sólo podía ver con lo poco que alumbraba el otro. Yendo lo más rápido que los coches que bloqueaban partes de la vía le permitían Eder giró la esquina y salió a una calle más grande y sorprendentemente vacía a excepción de algunos turismos en llamas y escombros por algún que otro sitio.
En una película o videojuego de terror el protagonista habría intentado descubrir qué o quién había sido el responsable del desastre o habría luchado hasta el final para acabar con la amenaza, pero esto no era un videojuego moderno o película de RE la que el héroe es el badass supremo y es capaz de matar zombis, tyrants y demás monstruos gigantes dando volteretas y a puñetazo limpio, Eder era una persona normal y corriente que había tenido la suerte o la desgracia de sobrevivir durante tanto tiempo y ver cómo los demás morían sin poder hacer él nada para evitarlo, ya que la situación se escapaba a su control. Si no hubiese sido por Alucard ni siquiera hubiese llegado a salir del salón de premios en el que se estaba llevando a cabo la gala de los Reshi en dirección a la sala de seguridad donde el grupo se había atrincherado durante un tiempo, si Pelao no se hubiese quedado atrás para contener a la horda mientras los demás salían del Hall no habría llegado a pisar el exterior y si no hubiese sido porque el tirador desconocido y ocioso había decidido dispararle a él el último ni siquiera estaría conduciendo esa furgoneta en dirección al puente que salía de la ciudad. Poco le duró el viaje de todos modos, pues cuando estaba atravesando la plaza que coronaba el edificio de administración la furgoneta empezó a perder velocidad hasta que finalmente se apagó. Ansioso, Eder buscó el motivo del parón, y vio entonces que la gasolina estaba agotada, fruto probablemente de algún trabajador perezoso que pensó que iría al día siguiente a repostar sin imaginarse que acabaría siendo despedazado por trolls en unas pocas horas.
Golpeó con furia el salpicadero del vehículo, agarró la escopeta y bajó, viéndose solo en medio de la plaza principal de la ciudad, cubierta de cadáveres de civiles y trolls que se extendían a su alrededor, incluso dentro de la gran fuente de Reshi que todavía arrojaba un débil chorro de agua sanguinolenta.
No podía seguir a pie, sería un suicidio, así que tras revisar la parte trasera de la furgoneta para ver si había algo útil (sin éxito) observó el imponente edificio de administración, la estructura más alta de la ciudad, durante unos instantes. Todavía había luz en su interior, quizás por los generadores auxiliares con los que contaba, y no veía ninguna figura moviéndose por las cristaleras que dejaban pasar las luces e iluminaban la plaza, llena de muerte. No duraría ni cinco minutos ahí fuera sin ningún medio de transporte y herido, así que Eder se resignó a explorar el interior del edificio a ver si con suerte podía conseguir otro vehículo en el garaje o mejor incluso un helicóptero de las fuerzas de seguridad a las que habían pertenecido Alucard y Pelao.
El vestíbulo del edificio estaba también repleto de cadáveres, así como cristales rotos, casquillos y agujeros de bala, y sangre, mucha sangre. Las dos escaleras que conducían a los pisos superiores estaban sepultadas por un montón de escombros, lo que dio esperanzas a Eder de que todavía hubiera alguien vivo en el edificio. Se acercó a los ascensores, uno de ellos abierto dejando ver el hueco con el elevador estrellado en el fondo, y pulsó el botón de llamada del otro, pero no obtuvo respuesta.
Unos gruñidos a su espalda hicieron que dejase de intentar llamar al ascensor, varios trolls habían aparecido en la plaza y registraban la furgoneta en su busca. Eder se asomó por el hueco del ascensor abierto y miró hacia arriba, viendo una de las puertas abiertas unos diez pisos más arriba. Examinó el hueco hasta que encontró una pequeña escalera en un lateral, utilizada seguramente cuando se producía alguna avería. Estiró la mano para alcanzar la escalerilla sin apartar la mirada de los trolls, que se habían separado y registraban la zona como perros de presa en busca de Eder. Éste consiguió alcanzar la escalera y se agarró a ella, saltando al interior del hueco del ascensor con cuidado; tras acomodarse la escopeta para que no se le cayera empezó a subir. Le parecía raro que si alguien había bloqueado las escaleras principales se pudiera acceder a los niveles superiores libremente, a no ser que esas cosas no pudieran subir escalerillas como las personas; porque no podían, ¿verdad? La respuesta llegó cuando un troll agarró a Eder de la pierna buena, tirando hacia abajo de él y casi lanzándolo al vacío cuando casi se soltó del susto. Sí, los trolls podían trepar, y si no se quitaba ése de encima ésa sería la última de sus preocupaciones.
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... ctFRNjKrdM[/youtube]
Apenas agarrado con una mano y la pierna mala a la escalerilla, Eder se zarandeó para intentar quitarse a la criatura de encima, ya que si le mordía o le clavaba las uñas todo habría acabado para él, lo había visto en el Hall de la Fama tras convertirse Crow a raíz una mordedura que había sufrido momentos antes. Agarró la escopeta y apuntó con cuidado, tampoco quería volarse la pierna de un disparo, y cuando creía tener un disparo limpio apretó el gatillo. La cabeza del troll estalló, esparciendo sangre y sesos por todo, y el cuerpo soltó a Eder y cayó al vacío, estampándose contra el ascensor estrellado metros más abajo. El ruido sin duda atraería a más de esas cosas, así que Eder siguió trepando lo más rápido que pudo mientras oía a varios trolls gruñir por debajo de su posición. Una vez llegó a su destino se agarró a un saliente que había cerca de la puerta y se coló por ella, hecho esto apretó a trotar sin siquiera mirar si estaba siendo perseguido. Se encontraba en un bloque de oficinas destrozado, con algún que otro cuerpo sin vida decorando los pasillos o los habitáculos, con el viento frío de las alturas colándose por las cristaleras hechas añicos. No sabía dónde se encontraba ni dónde estaban las escaleras a los demás pisos, ya que allí no estaba a salvo, hasta que se cruzó con la puerta que llevaba a la escalera de incendios. ¿Cómo había sido tan estúpido para no buscarla en vez de trepar como un mongol por el ascensor? Fue a abrirla, pero justo cuando su mano tocó el pomo la puerta se vino abajo acompañada por un troll especialmente grande y robusto que agarró a Eder del cuello y lo alzó en el aire. La escopeta se le escurrió de entre los dedos y cayó al suelo, fuera de su alcance, mientras el troll se adentraba en la zona de cubículos para los trabajadores, arrojando a Eder con furia sobre un escritorio que se hizo mierda por el golpe, igual que la espalda del pobre chaval. Casi sin poder respirar y con lo que él estaba seguro que eran un par de costillas rotas se intentó poner de pie, a tiempo para ver cómo el troll se dirigía de nuevo hacia él arrasando los habitáculos de los trabajadores y viendo volar mesas, ordenadores, sillas y demás objetos que había alrededor. Eder reptó por el suelo e intentó rodear al troll mientras éste volaba por los aires a golpes toda la habitación, pero entonces otro troll más pequeño apareció por la puerta y se le tiró encima, aplastándolo contra el suelo en su intento desesperado por hincarle los dientes.
- LOL U MAD?
Mientras el troll gritaba eso en su cara un hedor digno de un perro muerto encima de un montón de mierda inundó las fosas nasales de Eder, quien hacía todo lo posible por mantener las fauces de esa cosa lejos de él. Buscó algo con lo que quitarse al bicho de encima y encontró el reposabrazos de una silla, y agarrándolo con fuerza se lo clavó al troll en el cuello. La criatura chilló de dolor mientras la sangre empezaba a salir disparada como si fuera un aspersor, atrayendo al grandullón y delatando la posición de Eder. El chico salió casi arrastrándose al pasillo y recogió la escopeta justo cuando el troll grande hacía añicos la pared y aparecía cual Mr.X emputado en RE2. Sin dudar ni un segundo Eder abrió fuego, destrozándole media cabeza a la criatura. Con tan solo un hilillo de vida, sorprendentemente, el troll se tambaleó durante unos segundos hasta que cayó por una de las cristaleras al vacío, haciéndose papilla contra el asfalto mientras más trolls entraban en el edificio. Eder entró en la escalera de incendios y miró hacia abajo por el hueco: ya estaban ahí, iban a por él y tenía que moverse rápido si quería salir vivo de ésa. Empezó a subir las escaleras con dificultad, ayudándose del pasamanos, sin parar. Con un poco de suerte los trolls lo buscarían primero en el piso donde se había montado todo el follón, lo que le daba unos segundos de ventaja que pensaba aprovechar al máximo. Si seguía subiendo encontraría el sector del edificio dedicado a los cuerpos de seguridad, que contaban con enfermería, cafetería, armería, etc. lo que necesitaba para poder aguantar unos cuantos asaltos más si tenía que salir del edificio abriéndose paso a tiros.
Tras lo que le pareció una eternidad llegó al último rellano, donde le esperaba una puerta de seguridad reforzada activada con una tarjeta y un cadáver destrozado. Justo cuando empezaba a derrumbarse por no poder abrir la puerta, vio que junto al cuerpo, aparte de una metralleta sin munición, había tirada una tarjeta. ¿Tendría por fin algo de suerte después de todo? Con dedos temblorosos recogió la tarjeta y la ojeó. Una chica bastante joven y con aspecto vivaz le sonreía en la foto que acompañaba los datos de la tarjeta, cubierta de sangre. No necesitaba leer el nombre para saber quién era. Un extraño sentimiento de culpabilidad y abatimiento se apoderó de él y un nudo apareció en su garganta, impidiéndole tragar saliva, cuando echó un vistazo al cadáver irreconocible que yacía a sus pies. El aullido de uno de los trolls lo sacó de sus pensamientos y lo hizo apresurarse a pasar la tarjeta por el lector, abriéndose la puerta y dejándole vía libre. La puerta se cerró a sus espaldas herméticamente, aislándolo de los niveles inferiores por el momento. Estaba atrapado en el bloque superior del edificio, dedicado a los cuerpos de seguridad y a los administradores de la ciudad, y todo parecía inmaculado y limpio, como si nada hubiera pasado. Con las piernas temblando por el dolor y el miedo y rezando para que no hubiese otra entrada por la que pudieran colarse los monstruos Eder avanzó hasta la enfermería del lugar, ya que conocía esa parte del edificio gracias a sus contactos en la administración. No había ni un alma por los pasillos, lo que le hizo pensar que todo el equipo de seguridad había muerto o huido, cosa que no le extrañaba teniendo en cuenta lo rápido que se había expandido la apoteósica trolleada.
Tras rebuscar en los botiquines de la enfermería en busca de antibióticos, desinfectantes, vendas y otros objetos se dirigió a la cafetería, donde esperaba encontrar algo para comer y recuperar fuerzas tras horas largas y arduas sin tener un respiro. Vació una botella de agua casi de un trago y comió un poco de bollería que todavía era comestible de los expositores. Sintiéndose como nuevo gracias a los medicamentos y con el estómago lleno se encaminó hacia la armería, ya que tarde o temprano tendría que salir del edificio o moriría ahí de inanición una vez se acabasen los recursos que tan milagrosamente había encontrado y la maltratada escopeta de Alucard no aguantaría muchos trotes aparte de estar con sólo un cartucho sin disparar. Dentro de la armería encontró un paraíso armamentístico formado por equipos de antidisturbidos intactos (escopetas, pistolas, ametralladoras, porras, granadas de todos los tipos, escudos, trajes protectores que parecían armaduras, etc.), lo que aumentó bastante sus expectativas de supervivencia; si había atravesado media ciudad herido y armado con una escopeta, ¿qué iba a impedirle salir de allí si iba tan pertrechado?
Una vez se preparó lo suficiente para escapar en un imprevisto Eder decidió explorar el resto de la zona, adentrándose en la zona de despachos de cada miembro del cuerpo, vacíos como era de esperar. No encontró nada de interés en ellos, así que se encaminó a la azotea para echar un vistazo a la situación y calcular una vía rápida de fuga desde el edificio hasta el puente que conducía al exterior de la ciudad.
http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... KYJbjZOANE[/youtube]
El Sol empezaba a alzarse y a bañar con su luz la ciudad, haciendo que ésta parecía menos fantasmagórica con sus incendios, columnas de humo y gruñidos de troll resonando por todas partes. Parecía el infierno sobre la tierra, y Eder era el único ser humano que quedaba vivo para presenciarlo con horror. Desde ahí arriba tenía una vista panorámica de Resh, podía ver cómo en el puerto no quedaba ningún barco a flote, cómo el metro, completamente destrozado, sobresalía por el asfalto de una de las calles principales de la ciudad y, para su desgracia, el puente que salía de la ciudad, su única esperanza, había volado en gran parte por los aires. Con lágrimas en los ojos Eder cayó derrumbado sobre sus rodillas. No podía creerlo, estaba condenado a morir ahí, solo, sin posibilidad alguna, abandonado a su suerte rodeado de muertos y seres que buscaban ávidamente despedazarlo. Contempló la opción de arrojarse al vacío, desde luego sufriría una muerte mucho menos dolorosa que cayendo en las zarpas de los trolls, pero se recompuso, dio media vuelta y volvió al interior del edificio.
No importaba cuánto tiempo le tomara, cuánto tuviera que sufrir o si perecía en el intento, iba a encontrar una forma de salir de la ciudad y no iba a desistir hasta conseguirlo.
THE END?
Eder
Título: El dilema del prisionero
Género: Drama
Sinopsis: Una adaptación del "Dilema del prisionero" de la teoría de juegos, adapatada a un escenario de robo a un banco.
Oculto:
http://www.residentevilsh.com/foro/view ... 60#p704960 (no dio espacio para mas letras )
¡¡¡MUCHA SUERTE!!!!