Archivos

Diario de Miranda

Mi Eva...

Han pasado cien años desde que te perdí por culpa de la gripe española. Me sentí tan impotente entonces.

Pero ahora...
Ahora puedo devolverle la vida con la megamiceta.

Tengo que probar la capacidad regenerativa de tu anfitriona. La despedacé y la reviví en el regulador de la megamiceta, el cáliz gigante.

Ya solo falta unirla con la megamiceta.
¡La ceremonia puede al fin comenzar!

Después de perderte sucumbí a la pena, solo pude arrastrarme a una cueva y morir...
Solo quería estar contigo de nuevo. Y allí estaba. ¡La megamiceta! ¡Por pura casualidad!

Cuando toqué esa sustancia negra, mi mente quedó desbordada por el conocimiento.

La megamiceta anula y absorbe la consciencia de aquellos que han perecido.

Sabía que si tu consciencia también estaba allí podría encontrar la manera de devolverte la vida.

Tan solo necesitaba el anfitrión apropiado...

Cuando volví a la aldea, implanté el hongo de la megamiceta en los aldeanos. Eso me permitió controlarlos, experimentar con ellos.

He experimentado con cientos de personas solo para encontrar el anfitrión perfecto.

Incluso intenté aumentar la eficiencia de la búsqueda creando un parásito llamado Cadou... Pero ninguno de mis experimentos fue un éxito.

Hubo algunos, como Alcina, que fueron casi perfectos, pero la mayoría se convirtieron en licántropos.

Un día, una organización contactó conmigo con la excusa de querer ayudarme. Les di muestras del hongo, y tu ADN.

Pero lo único que crearon fue un defecto: Eveline.

No fue un completo fracaso. Fueron ellos los que me informaron acerca de Rose, y sabía que sería el anfitrión que buscaba.

Hubo ciertas interferencias, pero finalmente pude comprobar su potencial. Ahora, mi investigación ha concluido.

Eva... He esperado tanto tiempo para volver a verte.
Localización:
Laboratorio de Miranda.
En la gran mesa de piedra que hay en el centro de la sala, por el lado de las celdas. Está acompañada por dos fotos.
Mapa