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Memorias de Spencer 1
Archivo 5 de 8
Yo, Ozwell E. Spencer, fundador y presidente de Umbrella, me auto-proclamo señor de la humanidad. Las masas deberán postrarse ante mí como ya lo hicieron ante los falsos dioses de la antigüedad. Eso es lo que mi destino debía haber sido.
Pero no me convertí en un dios; no fui capaz de cortar los lazos que me ataban a mi condición humana.
En lugar de eso, mi cuerpo está siendo consumido por esta maldita enfermedad llamada edad. Ha cavado profundos surcos en mi rostro, ha convertido mis brazos en las magras ramas de un árbol moribundo; se ha tomado incluso la libertad de sumir mis piernas en el sueño eterno.
El único modo de convertirme en un dios y cambiar el rumbo de la humanidad será venciendo a esta enfermedad que está devorando mi cuerpo.
Creo recordar que hay un proverbio acerca de darse cuenta de los placeres de la vida justo cuando uno se halla en las puertas de la muerte.
Dichos como este son solo para los débiles que van a morir. Intentan enmascarar sus miedos con aforismos ridículos, no pueden comprender qué significado tiene la vida para aquellos a quienes la muerte no turba.
Los necios se enorgullecen de hacer generalizaciones incluso para aquellos que no comparten sus pedantes alegatos.
Desharé esta injusta metamorfosis que el tiempo ha ocasionado en mí, y me convertiré en el ser perfecto que gobernará toda la humanidad, dándole a las masas nuevos mandamientos con los que regir sus vidas.
¡Tan solo debo encontrar la llave a la vida eterna!
El virus producido por Umbrella es esa llave. Suprime el envejecimiento de los telómeros, anulando las funciones responsables de la división celular. Perfeccionando ese proceso, esa llave será mía.
Dispongo de los medios necesarios. Gracias a Alex, puedo hacer realidad mis ambiciones.
Perdí un gran número de capital humano tras la caída de Umbrella; pero aún dispongo de Alex, el más brillante de todos ellos, y el último de mis hijos.
Tengo la certeza de que si alguien puede encontrar la cura a esta lacra que me impide asumir mi rol, ese es Alex.
Alex encontrará el modo.
Pero no me convertí en un dios; no fui capaz de cortar los lazos que me ataban a mi condición humana.
En lugar de eso, mi cuerpo está siendo consumido por esta maldita enfermedad llamada edad. Ha cavado profundos surcos en mi rostro, ha convertido mis brazos en las magras ramas de un árbol moribundo; se ha tomado incluso la libertad de sumir mis piernas en el sueño eterno.
El único modo de convertirme en un dios y cambiar el rumbo de la humanidad será venciendo a esta enfermedad que está devorando mi cuerpo.
Creo recordar que hay un proverbio acerca de darse cuenta de los placeres de la vida justo cuando uno se halla en las puertas de la muerte.
Dichos como este son solo para los débiles que van a morir. Intentan enmascarar sus miedos con aforismos ridículos, no pueden comprender qué significado tiene la vida para aquellos a quienes la muerte no turba.
Los necios se enorgullecen de hacer generalizaciones incluso para aquellos que no comparten sus pedantes alegatos.
Desharé esta injusta metamorfosis que el tiempo ha ocasionado en mí, y me convertiré en el ser perfecto que gobernará toda la humanidad, dándole a las masas nuevos mandamientos con los que regir sus vidas.
¡Tan solo debo encontrar la llave a la vida eterna!
El virus producido por Umbrella es esa llave. Suprime el envejecimiento de los telómeros, anulando las funciones responsables de la división celular. Perfeccionando ese proceso, esa llave será mía.
Dispongo de los medios necesarios. Gracias a Alex, puedo hacer realidad mis ambiciones.
Perdí un gran número de capital humano tras la caída de Umbrella; pero aún dispongo de Alex, el más brillante de todos ellos, y el último de mis hijos.
Tengo la certeza de que si alguien puede encontrar la cura a esta lacra que me impide asumir mi rol, ese es Alex.
Alex encontrará el modo.
Localización:
En el despacho de Spencer. Hay que desbloquear la puerta oeste de la planta baja, cruzar el pasillo y usar la ganzúa en la primera puerta. Se encuentra en la estantería con libros situada en la pared este de la sala, cerca de la entrada.